Algunas ideas de la homilía del Papa en Santiago de Compostela ( 6/11/2010)
1. Nuestra identidad cristiana. Quiénes somos.
Jesús fue condenado por blasfemo y subversivo.
Jesús fue injustamente humillado
Jesús, resucitando, manifestó que es Dios.
“Los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor con mucho valor” (Hch 4, 33).
“A nosotros, queridos hermanos, nos toca hoy seguir el ejemplo de los apóstoles, conociendo al Señor cada día más y dando un testimonio claro y valiente de su Evangelio”.
- Conocer a Jesús.
- Dar testimonio: salir del anonimato.
“Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que esa fuerza tan extraordinaria e de Dios y no proviene de nosotros” (2 Co 4, 7).
- Confiados en la gracia de Dios.
2. El cristiano: Cristo que pasa en medio del mundo.
Vivir desde la humildad de Cristo, que ha venido para servir, “para dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28): para los discípulos que quieren seguir e imitar a Cristo, el servir a los hermanos ya no es una mera opción, sino parte esencial de su ser. Ese servicio hace presente el amor de Dios a todos los hombres y en todas sus dimensiones, y da testimonio de Él, incluso con los gestos más sencillos.
“Y quisiera que este mensaje llegara sobre todo a los jóvenes: precisamente a vosotros, este contenido esencial del Evangelio os indica la vía para que, renunciando a un modo de pensar egoísta, de cortos alcances, como tantas veces os proponen, y asumiendo el de Jesús, podáis realizaros plenamente y ser semilla de esperanza”.
3. Buscar a Cristo.
“Sí, a todo hombre que hace silencio en su interior y pone distancias a las apetencias, deseos y quehaceres inmediatos, al hombre que ora, Dios le alumbra para que le encuentre y para que reconozca a Cristo”.
4. Ideales cristianos.
¿Cuáles son nuestros nuestras grandes necesidades, temores y esperanzas?
Que sólo Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida. “Sólo Dios basta”.
Es una tragedia que se haya presentado a Dios como el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad.
Dios es el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de nuestra libertad; no su oponente.
Los hombres no podemos vivir a oscuras sin ver la luz del sol.
5. Poner a Dios en el centro de nuestra existencia.
Hemos de abrirnos a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones.
La Europa de la ciencia y de las tecnologías, la Europa de la civilización y de la cultura, tiene que ser a la vez la Europa abierta a la trascendencia y a la fraternidad con otros continentes, al Dios vivo y verdadero desde el hombre vivo y verdadero.
6. Cristo y la cruz.
La cruz de Cristo es la estrella orientadora en la noche del tiempo. “No dejéis de aprender las lecciones de ese Cristo de las encrucijadas de los caminos y de la vida, en el que nos sale al encuentro Dios como amigo, padre y guía”.