12.6.10

El Corazón Inmaculado de María

1. “Lo que se necesita en esta vida para conseguir la felicidad, no es una vida cómoda, sino un corazón enamorado” (San Josemaría, Camino, 795).

2. El corazón es el lugar que alberga nuestros anhelos más íntimos y profundos, las intenciones, deseos y aspiraciones. Allí donde está nuestro corazón está nuestro tesoro.

Tienen un corazón grande, y son magnánimas, las personas que se ilusionan con ideales y proyectos grandes y nobles.

Están empequeñecidos y viven prisioneros de un mundo interior muy pobre las personas que se llenan de afanes rastreros o egoístas.

“¿No gritaríais de buena gana a la juventud que bulle alrededor vuestro: ¡locos!, dejad esas cosas mundanas que achican el corazón… y lo envilecen… dejad eso y venid con nosotros tras el amor?” (San Josemaría, Surco, 790).

3. ¿Dónde hemos de poner el corazón? ¿De qué hemos de llenarlo? ¿Cuáles son los ideales grandes que nos conducirán a la felicidad? La respuesta nos la da el Papa:

“Id contra la corriente: no escuchéis las voces interesadas o seductoras que hoy promueven modelos de vida caracterizados por la arrogancia y la violencia, por la prepotencia y el éxito a toda costa, por la apariencia y por el tener en detrimento del ser. No tengáis miedo, queridos jóvenes de preferir los “caminos alternativos” indicados por el auténtico amor: un estilo de vida sobrio y solidario; relaciones afectivas sinceras y puras; un compromiso honesto en el estudio y en el trabajo; el interés profundo por el bien común. Vuestros coetáneos, aunque también los adultos, y especialmente quienes parecen estar más lejos de la mentalidad y de los valores del Evangelio, tienen una necesidad profunda de ver alguien que se atreva a vivir según la plenitud de humanidad manifestada por Jesucristo” (Benedicto XVI, Discurso a los jóvenes 02/09/2007).

4. Las personas no valen por lo que poseen en el exterior, por las cosas materiales que pueden lograr (éxito, poder, dinero, fama…). Nuestro valor está en lo más profundo de nosotros mismos.

La Virgen María apenas gozó en esta vida de bienes materiales o de fortuna. Tampoco tuvo títulos; más bien vivió una vida sencilla, propia de una mujer judía de su tiempo en un pequeño pueblo de Israel, pero fue una vida de valor incalculable porque tiene un corazón Inmaculado que lo llenó de las aspiraciones más altas que se pueden tener: servir, amar, corredimir con Cristo, ayudar a abrir las puertas de la gloria a la humanidad.

Libros buenos

BUENA LITERATURA PARA JÓVENES Y MAYORES
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GRANDES RELATOS
Homero: Odisea
Marisa Madieri: Verde agua (Minúscula)
Kennet Grahame: El viento en los sauces (Anaya o Alianza)
William Saroyan: La comedia humana (El Acantilado)
Tolkien: El hobbit. El Señor de los anillos
Harper Lee: Matar un ruiseñor
Hemingway: El viejo y el mar (Destino)
Jack London: El lobo de mar. Colmillo Blanco. La llamada de lo salvaje
Orwell: Rebelión en la granja (Destino)
Michael Ende: Momo. La historia interminable (Alfaguara)
C. S. Lewis: Cuentos de Narnia (Alfaguara)
Joffo: Un saco de canicas
Rawling: serie Harry Potter
Dostoievski: Crimen y castigo. Memorias de la casa muerta (Alba)
Golding: El Señor de las moscas (Alianza)
Niall Williams: Amor en cuatro letras (Seix Barral)

Anónimo: Cantar del Cid
Anónimo: Lazarillo de Tormes
Cervantes: Obra Completa
Galdós: Episodios nacionales. Misericodia
Delibes: El camino. Señora de rojo sobre fondo gris (Destino).
Jiménez Lozano: El mudejarillo (Anthropos)
Muñoz Rojas: Las cosas del campo (Pre-Textos)
Cela: Viaje al Pirineo de Lérida. La rosa
Sánchez Silva: Marcelino, pan y vino
José Luis Olaizola: Cucho (SM)
Wenceslao Fdz. Flórez: El bosque animado (Anaya)
Cunqueiro: Las mocedades de Ulises, Cuando el viejo Sinbad... (Destino)
JR. Ayllón: Vigo es Vivaldi, Diario de Paula (Bruño). Querido Bruto (Belacqua)

TESTIMONIOS
San Agustín: Confesiones (Palabra).
Sábato: Antes del fin (Seix Barral).
V. Frankl: El hombre en busca de sentido (Herder).
Ana Frank: Diario (Plaza y Janés).
Santa Teresa: El libro de su vida.
Natalia Ginzburg: Las pequeñas virtudes (El acantilado).
Ana Catalina Emerich: La amarga Pasión de Cristo (Planeta Booket).

BIOGRAFÍAS Plutarco: Julio César y Alejandro Magno.
Vázquez de Prada: Tomás Moro (Rialp).
Madariaga: Hernán Cortés (Espasa Calpe).
Pearce: Chesterton (Encuentro). Tolkien (Minotauro).
Frossard: Maximiliano Kolbe (Palabra).

POESÍA
Bécquer: Rimas y leyendas
Antonio Machado: Poesías completas (Austral)
Juan Ramón Jiménez: Platero y yo. Antología poética
Rafael Alberti: Marinero en tierra
Miguel d'Ors: Punto y aparte (Ed. Comares. Granada)
Borges: Antología poética (Alianza)

TEATRO
Sófocles: Antígona.
Shakespeare: Hamlet, Macbeth, El rey Lear, El mercader de Venecia.
Calderón: La vida es sueño. El gran teatro del mundo. El alcalde de Zalamea.
Lope de Vega: Fuenteovejuna.
Casona: La dama del alba. El caballero de las espuelas de oro.

FILOSOFÍA
Platón: Apología de Sócrates, Critón y Carta VII (Espasa Calpe)
Cicerón: Sobre la amistad
Séneca: Cartas a Lucilio (Gredos)
Marco Aurelio: Meditaciones (Alianza)
Pascal: Pensamientos
DIEZ CLÁSICOS para amueblar la cabeza, fortalecer los motivos y educar la sensibilidad.

1. HOMERO. Odisea
La Odisea es un canto a la amistad, al valor, a la hospitalidad, a la prudencia, a la fidelidad a los dioses y a los hombres. El padre de la cultura occidental seduce porque retrata la excelencia humana en todas sus formas. CÁTEDRA.

2. PLATÓN. Apología de Sócrates. Critón. Carta VII
Tres de las obras más fáciles y amenas de Platón. En la Apología y el Critón recibimos la herencia heroica de un Sócrates condenado injustamente a muerte. La Carta VII es un documento excepcional donde Platón resume su biografía y su sentido de la vida. AUSTRAL.

3. MARCO AURELIO. Meditaciones
Conjunto de pensamientos sobre la condición humana y el sentido de la vida, desde la posición estoica del Emperador filósofo. Breve, sencillo y ameno. ALIANZA. GREDOS.

4. SAN AGUSTÍN. Confesiones
Media vida de Agustín será una lucha dramática entre el deseo de placer y el ansia de una verdad definitiva. El relato de esta zozobra interior lo escribirá el propio protagonista en la autobiografía más leída de la Historia, uniendo a la finura psicológica una sugestiva calidad literaria. PALABRA.

5. SHAKESPEARE. Macbeth
La conciencia nos susurra el camino, pero hay otras voces en la vida... En Macbeth, la llamada estridente de la ambición quiso imponerse. Y reinó la violencia. Hasta que el remordimiento se alzó y se convirtió en potro de tortura insoportable. Macbeth empezó a desear no haber nacido, y que la máquina del Universo estallara para siempre en mil pedazos. Una vez más, Shakespeare ha conseguido esculpir con matices insuperables la interioridad humana y su dimensión necesariamente moral. CÁTEDRA.

6. DOSTOIEWSKI. Crimen y castigo
Rodian Raskolnikov es un joven estudiante de Derecho, obsesionado por demostrarse a sí mismo que pertenece a una clase de hombres superiores: los que están por encima del bien y del mal. Raskolnikov quiere estar más allá del bien y del mal, y escoge una prueba que le parece definitiva: cometer fríamente un asesinato y conceder a esa acción la misma relevancia que se otorga a un estornudo o a un paseo. No quiere destruir un ser humano sino un principio: la conciencia moral. CÁTEDRA.

7. ORWELL. Rebelión en la granja
Para implantar la justicia, los cerdos de la Granja Animal diseñan un Estado-policía en el que "todo lo que no es obligatorio está prohibido". En la nueva sociedad los animales son iguales, "pero algunos son más iguales que otros". La fábula de Orwell simboliza la historia del Comunismo, desde sus orígenes quizá idealistas hasta la implantación de "la mayor empresa carcelaria de la humanidad". DESTINO.

8. GOLDING. El Señor de las Moscas
Un avión cae sobre una isla desierta, que resulta poblada desde ese momento por los supervivientes: un puñado de niños de seis a doce años. Parece la repetición de un viejo argumento, pero cuando William Golding lo adopta en El Señor de las Moscas, escribe una obra maestra. Hay una reflexión implícita y constante sobre las deficiencias y posibilidades de la condición humana: el nacimiento de la sociedad en equilibrio inestable entre la solidaridad y el egoísm, el sentido de la vida, la felicidad, la violencia, el más allá, la irracionalidad... ALIANZA.

9. VIKTOR FRANKL. El hombre en busca de sentido
Magnífico relato de un superviviente. Entre sus recuerdos del campo de exterminio nazi, algunos "hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo la última libertad: la elección de su propio camino". HERDER.

10. CERVANTES. Don Quijote de la Mancha
En pocas palabras: la mejor novela del mundo.

LA VERDAD CRISTIANA selección bibliográfica 2005

1. CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA. Aprobado por el Papa Juan Pablo II y publicado en 1992, constituye el libro más completo y seguro para la enseñanza de la fe y de la moral católicas.

2. JUAN PABLO II. Cruzando el umbral de la esperanza
El Papa responde a las preguntas del periodista Vittorio Messori sobre el silencio de Dios y el misterio del mal; sobre la importacia de la fe y de la oración; sobre Buda, Mahoma y los judíos; sobre la divinidad de Jesucristo; sobre el cielo y el infierno; sobre el comunismo; sobre el rechazo de ciertos puntos de la enseñanza moral de la Iglesia; sobre la dignidad de la persona y los derechos humanos; sobre el respeto a la vida humana, en todas sus etapas; sobre la Virgen María y la dignidad de la mujer; sobre la esperanza cristiana. PLAZA & JANÉS

3. Julián MARÍAS. La perspectiva cristiana
De forma breve y asequible, este magnífico ensayo pasa revista a una docena de puntos esenciales del cristianismo: la historicidad de la Encarnación, el monoteísmo, la Providencia y la Paternidad de Dios, el pecado y la redención, las infidelidades cristianas al cristianismo, la muerte y la inmortalidad humanas, la posibilidad de salvarse o condenarse, las razones de la hostilidad al cristianismo, la innovación radical que supone la perspectiva cristiana. ALIANZA

4. Alfonso AGUILÓ. ¿Es razonable ser creyente?
Buenas respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la existencia de Dios, el escándalo del dolor, el origen del Universo y del hombre, la relación entre fe y ciencia, el caso Galileo, la Inquisición, el aborto y la eutanasia, la sexualidad... Muy recomendable para padres y profesores, y también para sus hijos y alumnos. PALABRA

5. Jean GUITTON. Dios y la ciencia
Como decía Pasteur, un poco de ciencia aleja de Dios, pero mucha devuelve a Él. En este ensayo, Jean Guitton dialoga sobre esta cuestión con los astrofísicos Igor y Grichka Bogdanov. DEBATE. Mi testamento filosófico, ensayo sumamente original y brillante. Aporta las razones de Guitton para creer en Dios y ser católico. ENCUENTRO. Lo que yo creo, BELACQUA.

6. Mariano ARTIGAS. Las fronteras del evolucionismo
Análisis clarificador de la problemática científica, filosófica y teológica en torno a los orígenes del universo, de la Tierra y del hombre. EUNSA

7. CHESTERTON. Ortodoxia
El autor presenta el Cristianismo como la máxima garantía posible de libertad y de progreso, así como la explicación racional y verdadera del mundo. ALTA FULLA, PLAZA & JANÉS
Santo Tomás de Aquino. Magnífico exponente del género biográfico, que gusta al gran público y despierta admiración unánime entre los especialistas en Tomás de Aquino. ESPASA CALPE

8. André FROSSARD. Dios existe, yo me lo encontré
Relato ya clásico de la milagrosa conversión de este famoso periodista francés. RIALP. Le sigue el también excelente No estamos solos. BELACQUA
No olvidéis el amor. Magnífica biografía del franciscano Maximiliano Kolbe. PALABRA

9. C. S. LEWIS. Mero Cristianismo
"Desde que me convertí al Cristianismo -dice el autor en el prefacio- he pensado que el mejor, y tal vez el único, servicio que puedo prestar a mis prójimos no creyentes es explicar y defender la creencia que ha sido común a casi todos los cristianos de todos los tiempos". RIALP. Del mismo autor, en la misma editorial: Cartas del diablo a su sobrino, El problema del dolor, Los cuatro amores, Dios en el banquillo.

10. Juan Luis LORDA. Para ser cristiano
Excelente exposición de los caminos que puede transitar la persona que haya vislumbrado el sentido cristiano de su vida y desee actuar en consecuencia. RIALP

LIBROS PARA EDUCAR

* Los límites de la educación, Mercedes Ruiz Paz, Unisón, 1999, 200 págs.
Las últimas reformas educativas, además de disparar las cifras de fracaso escolar en España, no tienen claro qué es un centro escolar y qué se debe enseñar en él. La autora analiza esta situación de forma clarividente. Es licenciada en Pedagogía por la Universidad Complutense, ejerce de maestra en un colegio público de Madrid, y está especializada en organización escolar, medios audiovisuales y educación de discapacitados. Su libro, por encima del análisis coyuntural, tiene validez permanente, pues constituye una excelente reflexión sobre las claves para lograr una enseñanza de calidad.

* No se lo digas a mis padres, Carlos Goñi y Pilar Guembe. Ariel, 2004, 200 pp.
Los autores, profesores con mucha experiencia, reproducen 31 conversaciones con adolescentes, ofreciendo pautas para prevenir y corregir los problemas que se plantean: drogas de diseño (pastillas), peligros de Internet, anorexia, consumismo compulsivo, agresividad, apatía patológica, tribus urbanas y sectas, trastornos psicológicos, la tiranía de la moda, la cocaína, el divorcio de los padres, el alcohol, las relaciones sexuales, el embarazo, la identidad sexual, el suicidio, el culto al cuerpo, el rechazo a la autoridad, la adicción al móvil, los juegos de riesgo, la cultura del ocio, la movida...

* Inteligencia emocional, Daniel Goleman, Kairós, 1995, 520 págs.
El autor, profesor de psicología en Harvard, editor científico del New York Times, se hizo mundialmente famoso por la publicación de este ensayo. Identifica el éxito en la vida con un conjunto de habilidades que denomina inteligencia emocional, y que incluyen el conocimiento de uno mismo y de los demás, el autocontrol y la capacidad de motivarse. La experiencia nos enseña que alcanzan una vida lograda las personas que saben gobernar sus emociones e interpretar los sentimientos de los demás: desde el noviazgo hasta las relaciones que aseguran el éxito de una organización. Todo un manual de sentido común apoyado en la más moderna investigación sobre el cerebro y la conducta.

* La conquista de la voluntad, Enrique Rojas, Temas de Hoy (booket), 1994, 240 págs.
El autor, Catedrático de Psiquiatría en la Universidad Complutense, nos dice que educar es enriquecer a un ser humano, hacer más fácil su equilibrio y su felicidad, enseñarle a dar lo mejor de sí mismo. Pero esa tarea sólo se consigue con el esfuerzo de la voluntad, porque con dejadez, desidia y abandono solo surge lo peor de uno mismo. La voluntad es la correa de transmisión entre lo que pensamos y lo que hacemos, entre nuestras intenciones y nuestras obras. Es la fuerza que nos permite pasar del dicho al hecho, y con eso ya estaría dicho todo sobre su importancia. Con palabras de Enrique Rojas: "La voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a las dificultades".

* Tus preguntas sobre amor y sexo, Mary Beth Bonacci, Palabra, 2005,
Especialista en educación de la sexualidad, la autora plantea en forma de preguntas y respuestas todo lo que la gente joven quiere y debe saber sobre este tema. Escribe con agilidad y sencillez, desde la experiencia y desde una concepción cristiana de la vida.

* ¿Es razonable ser creyente?, Alfonso Aguiló, Palabra, 2005, 450 págs.
La pregunta sobre Dios es inevitable y radical, pues engloba las preguntas sobre el origen del Universo y del hombre, el escándalo del sufrimiento, la distinción entre el bien y el mal, el sentido de la sexualidad, la responsabilidad después de la muerte, el respeto a la vida humana... El autor, reconocido pedagogo y divulgador, aborda con amenidad y sentido común 50 cuestiones actuales en torno a la fe cristiana.

* 10 claves de la educación, José Ramón Ayllón, Belacqua, sept. 2005, 200 págs.
Tal vez el libro que una madre preocupada y un profesor desanimado podrían ofrecer a un hijo o a un alumno, con esta serena propuesta: “Creo que esto es educar, y es lo que me gustaría hacer por ti”. Un texto sencillo, para padres y profesores que buscan soluciones prácticas. Para lectores con poco tiempo. Y también para jóvenes, pues son protagonistas de estos capítulos que abordan 10 puntos esenciales en toda educación: La condición humana, los sentimientos, la familia, la autoridad, el arte de escuchar, la conciencia moral, los medios de comunicación, la gestión del placer, el esfuerzo necesario, el sentido común y el buen humor.

Administración (ideas sueltas)

Dios es el Creador. Trabajo de amor. Encargo a los hombres: ut operaretur. Se destruye el trabajo: non serviam pedestal. Poder. Gloria humana.

Ellas tienen idéntica vocación divina y profesional: servir por amor.

Dios es familia: paternidad, filiación, ser amados: comunión.

Ellas sostienen la familia, son su corazón, comunión de amor.

El opus dei viene a santificar el trabajo y la vida ordinaria: familia.

Se destruye la familia si falta fidelidad o fecundidad.

Ellas trabajan con perfección. Santificar el trabajo. Lo hacen presente a Él.

Ellas se exigen en el amor y en el deber. Santificarse en el trabajo. Sacrificio.

Ellas se esfuerzan en servir. Santificar con el trabajo. Hogar. Comunión.

Ellas unen trabajo (Dios creador) con familia (Dios es familia).

Ellas reflejan, son el retrato de la alianza de Dios con los hombres.

Ellas nacieron "intra missam", y después de la comunión.

Ellas dan presencia de Él. Realizan su sacrificio y su comunión.

Una sola vida, un solo amor, un sólo corazón, una sola sangre.

Un grupo clavado en la Cruz de Jesús

El valor del sacrificio depende del amor.

Del corazón herido de Jesús mana sangre de amor.

Del corazón traspasado de María sale sangre que cura.

También mi corazón está herido de amor.

Me hace feliz tener el corazón herido de amor.

Donde el Padre me pone hay un corazón que sabe amar.

"Corazón Sacratísimo y Misericordioso de Jesús danos la paz".

Por estar con mi corazón en el corazón de la Obra sé que doy misericordia y paz a mis hermanas y a mis hermanos.

La administración es un tesoro de espíritu de servicio y de sacrificio.

***

En la Trinidad del Cielo hay comunión entre las personas. Paternidad, Filiación: son amados: Espíritu Santo.

En la Trinidad de la tierra hay comunión, en Belén, en Nazaret. José y Jesús son amados por María, llena del Espíritu Santo.

En mi casa hay comunión, es un solo hogar. La Obra es una sola familia. Yo soy también la madre que da amor, que sabe amar. Soy mujer y madre; virgen y madre que hace nacer a Jesús en la vida de los demás.

Es mi casa, es su cielo, es mi cielo, el cielo para ellas, el cielo para ellos.

En la Administración está la Madre del Cielo, mi madre de la tierra y mis hermanas.

***

Dios quiere compartir -comunión- su vida con nosotros. Viene a la Tierra su hijo Jesús para darnos su vida.

En Jesús hay comunión: una sola vida, una sola sangre. Jesús se hace siervo para lavarnos los pies.

El retrato de la comunión es la unión del hombre y la mujer.

Comunión en una sola sangre, en una sola carne.

Yo debo ser "presencia real" de Jesús. Ser sagrario. Donde estoy doy -hay- presencia de Dios.

Yo soy comunion: “toma come”, es cosa divina.

Yo soy sacrificio. Mi día es una misa, una mesa, un altar.

Una sola carne -"caro"- una sola casa, mi casa, su casa. Yo enamoro y sirvo.

Una casa es un Sagrario, la administración, y vida... El tesoro de la vida ordinaria.

Ideas para la formación

- Motivar, animar y proteger al mismo tiempo.

- Tener defectos no es ser un desastre.

- La critica y las comparaciones humillantes hacen sufrir inútilmente y no estimulan. Echar en cara los defectos no sirve para nada.

- La educación no debe centrarse en la lucha contra un defecto, porque las personas tienen cualidades que conviene potenciar.

- Hacer cosas buenas nos hace buenos, ayuda a tener autonomía y autoestima.

- Aristóteles dice que "vivir como hombres significa elegir un blanco -honor, gloria, riqueza, cultura- y apuntar hacia el con toda la conducta, pues no ordenar la vida a un fin es señal de gran necedad".

- El individualismo es el cáncer del siglo XXI. Estamos acostumbrados a estar atados a máquinas gratificantes, a trabajar y divertirnos en solitario. El aislamiento mina la amistad, porque no hay tiempo para ella. Los amigos comprometen mucho y al individualista no le gustan los compromisos.

- La crisis de autoridad se manifiesta en primer lugar en la antipatía o recelo ante la posibilidad de tener que ejercitarla.

- La autoridad es el prestigio capaz de garantizar un orden básico. La autoridad supone transmitir la obligatoriedad de unas pautas o valores fundamentales, de unos criterios que ayudaran a construir personalidades equilibradas, capaces de obrar con libertad responsable.

- La tolerancia ilimitada, la permisividad extrema y la educación sin límites garantizan la educacion en y para la impunidad.

- La armonia familiar lograda a base de concesiones se asienta sobre un polvorín, porque el niño y el adolescente son por naturaleza insaciables.

DECALOGO PARA FORMAR DELINCUENTES (elaborado por la policía de una ciudad norteamericana harta de la conflictividad juvenil):

• De a su hijo todo lo que pida. Así crecerá convencido de que el mundo le pertenece.
• Si habla con expresiones groseras, ríale las gracias para animarle a ser mas grosero.
• No le de ninguna educación espiritual. Ya la elegirá el cuando sea mayor de edad.
• No le reprenda nunca. Podría crearle complejos de culpa.
• Recoja todo lo que el deja tirado: libros, zapatos, juguetes, ropa... Ahórrele todo esfuerzo. Así creerá que todo el mundo debe estar a su servicio.
• Que lea todo lo que caiga en sus manos. Cuide la limpieza de sus platos, vasos y cubiertos, pero deje que su corazón y su cabeza se llenen de basura.
• Riña y discuta con su marido en presencia de su hijo. Así no se sorprenderá ni le dolerá demasiado el día en que la familia se rompa.
• Déle todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que es necesario trabajar para ganarlo.
• Satisfaga todos sus deseos, placeres y caprichos. La sobriedad le llevaría a una frustración perjudicial.
• Póngase de su parte en cualquier conflicto con los amigos, vecinos o profesores. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo, que le han tomado manía y le quieren mal.

- El ser humano se humaniza mediante un aprendizaje que requiere el tipo de coacción que llamamos autoridad. Cuando la familia educaba, la escuela podía encargarse de enseñar.

- Para que una familia funcione educativamente, es necesario que alguien se resigne a ser adulto.

- Cuando los adultos responsables no ejercen su autoridad, lo que reina no es la anarquía fraterna sino el despotismo de los cabecillas.

- En su esencia, la autoridad no consiste en mandar: etimológicamente la palabra proviene de un verbo latino que significa algo así como ayudar a crecer. La autoridad en la familia debería servir para ayudar a crecer a los miembros más jóvenes, configurando del modo mas afectuoso posible lo que en la jerga psicoanalítica llamaremos su "principio de realidad". Este principio, como es sabido, implica la capacidad de restringir las propias apetencias en vista de las de los demás, y aplazar o templar la satisfacción de algunos placeres inmediatos.

- El relativismo es lo más parecido al SIDA en el terreno intelectual y moral: una inmunodeficiencia mortal para la inteligencia y la conducta.

- La complicidad inmoral es lo que mas separa a las personas porque resulta imposible comprenderse y ayudarse mutuamente. Los actos contra la naturaleza engendran disturbios contra la naturaleza.

- Un solo acto contra la moral introduce a una persona en un ambiente mucho mas sofocante que el de la ley moral. Nadie debe cometer una inmoralidad con la esperanza de salir beneficiado.

- La tv relativiza la importancia objetiva de las noticias, porque dedica el mismo tiempo a lo grave que a lo trivial, a un salto de la ciencia y a un salto de atletismo...

- La tv es poco útil a la hora de desarrollar y ordenar los pensamientos: porque lo decisivo para pensar son las palabras, y en la televisión la palabra comparte protagonismo con las imágenes y la música. Las sensaciones visuales y musicales, en la medida que tienen autonomía propia y no están al servicio de las palabras, no contribuyen al progreso intelectual. Trasmite idea, pero impide su discusión al imponer la velocidad y el ritmo del mensaje. Tiene una capacidad grande de anestesiar y manipular el pensamiento y las conductas.

- La televisión es peligrosa porque te lo da todo hecho y te castra la creatividad y la imaginación.

- Contenidos nocivos que produce el bombardeo televisivo:

• Perdida de referentes por proliferación de antimodelos que confunden bien y mal.
• Sedentarismo y obesidad.
• Aislamiento. Perdida de relaciones sociales.
• Banalizacion de la violencia.
• Falta de sueño, pesadillas, cansancio, irritabilidad, alteraciones nerviosas.
• Fracaso escolar por falta de tiempo, evasión de la realidad, sueño y apatia intelectual.
• Sexo explicito y escaso sentido del pudor y de la intimidad.
• Incitación continua al consumismo.
• Menosprecio de la dignidad de las personas y de las realidades mas serias.

- El autodominio respecto a los placeres se llama templanza, una palabra que en griego significa literalmente "protección de la inteligencia".

- Los deseos debe estar encauzados y sometidos a la razón, pues el deseo de placer es insaciable, y alimentarlo solo conduce a multiplicar su fuerza hasta arrinconar a la inteligencia. (Aristóteles, Ética a Nicómaco).

- El más grande de todos los vicios es la falta de voluntad que impide resistir a los malos hábitos.

- Formar el carácter y la personalidad para ser capaces de decir no y disentir. Educar es formar personas capaces de obrar con criterios diferentes al "me apetece".

- " A todas horas debes pensar, como romano y como hombre, en hacer lo que tienes entre manos, con seriedad meticulosa y sincera, con amor, libertad, justicia y en no perder el tiempo con fantasias inútiles" (Marco Aurelio, Meditaciones).

- "La inteligencia libre de pasiones es una fortaleza. Nada mas firme posee el hombre en que refugiarse y ser inexpugnable. El que no ha visto esto es un ignorante. El que lo ha visto y no busca su cobijo es un desdichado" (Ibidem).

- "Si no conviene, no lo hagas. Si no es verdad, no lo digas" (Ibidem).

- "La voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a las dificultades" (Rojas).

- 10 reglas de oro para educar la voluntad (Rojas, La conquista de la voluntad):

• Toda educación de la voluntad supone lucha, especialmente en sus comienzos.
• La voluntad se forja con la repetición de actos que cristaliza en los hábitos. Sin hábitos positivos no hay voluntad.
• La conquista de la voluntad exige negarse o vencerse en los gustos, los estímulos y las inclinaciones inmediatas. Esto es realmente dificil, pero también lo mas gratificante.
• Cualquier aprendizaje resulta más fácil a medida que la motivación es mayor. La motivacion de la voluntad requiere un proyecto de vida: un esquema y una planificacion que diseñen el porvenir. Los tres grandes argumentos de este proyecto son el amor, el trabajo y la cultura.
• Cuando se tienen objetivos definidos y estables, los resultados positivos están a la vuelta de la esquina. En nuestra conducta hemos de pretender metas concretas y renunciar -en la medida de lo posible- a todo lo que distraiga de los objetivos trazados.
• Ganar en fuerza de voluntad es ganar en autodominio. El dominio de sí es uno de los rasgos esenciales de una personalidad madura, y por tanto uno de los retos principales de la educación.
• Tener voluntad es ser constante, tener paciencia para no ceder al cansancio o la rutina, resistencia para no dejarse abrumar por las dificultades. Cicerón dijo que es indigno del hombre rendirse a otro hombre, a los temores o a los vaivenes de la vida.
• La voluntad necesita de la inteligencia para adecuar los fines y los medios, para integrar las aptitudes y las limitaciones. Después, la voluntad deberá tolerar las frustraciones, encajar los reveses, remontar las adversidades, sin perder el tiempo en lamentaciones.
• La voluntad es un indicador de la personalidad, una joya que adorna el carácter maduro. Por el contrario, cuando es frágil y no está templada en una lucha perseverante, hace del hombre un ser débil, blando, voluble, caprichoso, incapaz de ponerse objetivos concretos y sobreponerse a las dificultades.
• La educación de la voluntad no tiene fin, porque las circunstancias de la vida nos llevarán ante situaciones insólitas, inesperadas, difíciles, y nos obligarán a reorganizar nuestros proyectos. El hombre es una sinfonía siempre inacabada.
• El mundo avanza a remolque de la gente que es perseverante en su empeño: Demóstenes, el mas brillante de los oradores griegos, fue un niño huerfano y tartamudo, con dislalia y muy poco voz. Beethoven compuso la Quinta Sinfonía casi sordo. Mozart compuso su Requiem en el lecho de muerte, afligido por grandes dolores. Dante escribió la Divina Comedia en el destierro y la miseria, a lo largo de treinta años. La mejor novela del mundo fue escrita por un hombre manco, que supo sobreponerse a la pobreza y a la cárcel, a las humillaciones y a la infamia. Los ejemplos de este estilo son innumerables.

- No es buena política contemplar la vida en condicional, como lo que habría podido ser si fuéramos de otra manera o tuviéramos otras dotes.

- Para hacer cualquier cosa seria en la vida hay mucho que trabajar, mucho que aprender, mucho que tachar. Thomas Edisson decía que el genio se compone de un 1% de inspiración y de un 99% de transpiración, de trabajo y sudor. El trabajo es uno de los mejores educadores del caracter, pues enseña a dominarse, a ser constante, a templar el espíritu, a olvidar tontenrías y a muchas cosas mas.

- El conocimiento propio es muy importante para aprender a tratar a los demás.

- La forja del carácter exige fuerza de voluntad. Esa fuerza es mas o menos innata, pero se acrecienta con la repetición de actos, como el entrenamiento en un deporte. Una voluntad recia no se consigue de la noche a la mañana, sino después de muchos ejercicios pequeños y constantes.

- Quien siembra actos, recoge hábitos, y los hábitos configuran un estilo de conducta que llamamos carácter. Los actos pueden ser positivos o negativos, buenos o malos, y esa orientación libre marcara de forma decisiva el carácter en el que se decanta de forma estable nuestra conducta. El carácter no se hereda como el apellido, sino que se va logrando con lentitud y esfuerzo: es el resultado de la contienda que uno libra consigo mismo en los años de infancia, adolescencia y juventud.

- Cuatro reglas sobre el arte de corregir:

• Reconocer lo bueno de los demás y ser capaz de decirlo: que no corrija quien no sepa elogiar de vez en cuando.
• Corregir con cariño. Se ha de hacer la crítica del amigo, no la del enemigo. Y para eso la critica ha de ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin apasionamiento, cuidadosa, con el mismo primor con que se cura una herida, sin ironías ni sarcasmos, con esperanza de verdadera mejoría.
• No se debe corregir sin antes hacer examen sobre la propia culpabilidad en lo que se va a corregir. Cuando algo marcha mal en la familia, casi nadie puede decir que esta libre de toda culpa. Resulta muy eficaz que en la familia haya fluidez en la corrección, que se puedan decir los unos a los otros las cosas con normalidad. Que los agravios o los enfados no se queden dentro de los corazones, porque ahí se pudren.
• La forma de llevar la corrección ha de ser cara a cara y en privado, con mucha prudencia antes de juzgar las intenciones, especifica y concreta, sin hacer una enmienda a la totalidad, eligiendo un buen momento para hablar y escuchar con tranquilidad, poniéndose en el lugar y en las circunstancias del corregido.

Continuidad y fidelidad

Los que oyen la palabra con un corazón bueno y generoso, la conservan y dan fruto mediante la perseverancia (Lc 8, 14).

Para dar frutos apostólicos, hemos de vivir de modo pleno la fidelidad al espíritu de nuestro Fundador. Desde el 26 de junio de 1975, la etapa que recorre la Obra es, como tanto insistió don Álvaro, la etapa de la continuidad, la etapa de la fidelidad al espíritu y a las normas recibidas de nuestro Padre, para asimilarlos a fondo, para hacerlos carne de nuestra carne (Del Padre, Carta, 28-XI-1995, n. 8).

“La perseverancia en el amor que Jesús pide a los suyos, implica perseverancia en el cumplimiento de sus mandamientos (Jn 15, 10), y se manifiesta en la abundancia de fruto que glorificará al Padre (Jn 15, 7-8), fruto no superficial y pasajero, sino estable y permanente (Jn 15, 17). Es fidelidad en la lucha por cumplir su Voluntad, por transformar en fruto la semilla de vida divina que Él ha depositado en nosotros; fruto de virtud en la conducta personal, y fruto de almas en el trato con los otros” (Eucaristía y vida cristiana).

No podemos permitir en nuestra vida, por ligereza o falta de espíritu sobrenatural, nada que signifique un desvío del espíritu que nos ha legado nuestro Padre. Aunque seamos conscientes de que el listón del ejemplo de nuestro Padre está muy alto, es Dios quien nos lo ha puesto para que lo imitemos en todo y no nos conformemos con una vida que no sea heroica.

“Entre los preceptos que ordenan al hombre a Dios ocupa el primer lugar el que impone al hombre la fidelidad a Dios y excluye toda relación con sus enemigos; el segundo, el que le prescribe la reverencia a Dios; el tercero el que señala el servicio que debe prestarle. Mayor crimen es en el ejército la deslealtad del soldado que pacta con el enemigo que el que falta al respeto a su General, y esto es más grave que una simple negligencia en el tratamiento” (Santo Tomás de Aquino.

“Ten misericordia de mi y hazme fiel” (Santo y seña de Miquel Riera escrito en su agenda el día que se mató en un accidente junto a Javier Villegas).

“Seguir a Cristo no es una imitación exterior, porque afecta al hombre en su interioridad más profunda. Ser discípulo de Jesús significa hacerse conforme a El, que se hizo servidor de todos hasta el don de sí mismo en la cruz (cf. Flp 2, 5-8)” (Juan Pablo II).

Sed fieles, hijos de mi alma, ¡sed fieles! Vosotros sois la continuidad (En diálogo con el Señor, p. 145). Verdaderamente la Obra está en nuestras manos (cfr. ibidem, n. 11).

Somos eslabones de una cadena. Los que vengan después se fijarán en nosotros, en nuestro ejemplo, en nuestro modo de vivir el Espíritu de la Obra. Esta realidad es una muestra de confianza por parte de Dios, y nos otorga la seguridad de su gracia para ser muy fieles: Para ser fieles, tenéis la gracia de Dios y la ayuda soberana de la vocación (A solas con Dios, n. 313).

El 5 de marzo de 2004 se inició en Roma el proceso de beatificación de D. Álvaro. El Padre resumió la vida de D. Álvaro diciendo que “fue un fiel cristiano, un sacerdote, un Padre olvidado completamente de sí mismo, que se dedicó en alma y cuerpo a la misión para la que Dios le había destinado: ser saxum, apoyo firme de San Josemaría, y luego, sucesor suyo al frente del Opus Dei”.

La lealtad exige hambre de formación, porque —movido por un amor sincero— no deseas correr el riesgo de difundir o defender, por ignorancia, criterios y posturas que están muy lejos de concordar con la verdad (Surco, n. 346).

Debemos poner los medios para conocer, cada día con mayor profundidad, los escritos de nuestro Padre (don de Dios para cada uno de nosotros), para vivir siempre como buenos hijos de Dios en su Obra, sin añadir o quitar nada, con la ilusión de ser buenos transmisores de este tesoro divino, eficaz con la eficacia de Dios.

Recogimiento

Marta, Marta, tú te preocupas y te inquietas por muchas cosas (Lc 10, 41).

Por nuestra naturaleza caída y los efectos de nuestros pecados personales, tendemos a la dispersión y al activismo. Y eso nos lleva a perder la serenidad interior.

El recogimiento ayuda a aprovechar el tiempo y evita la tibieza.

¡Alma calma!, es preciso mantener esa serenidad interior para que nuestras actividades no nos alejen de Dios y sean de verdad ocasión de amarle y de servir a los demás.

Para eso ir recogidos: Si tienes presencia de Dios, por encima de la tempestad que ensordece, en tu mirada brillará siempre el sol; y, por debajo del oleaje tumultuoso y devastador, reinarán en tu alma la calma y la serenidad (Forja, n. 343).

Para contemplar, hay que pararse un poco.

Jaculatorias, industrias humanas... Las muletas...

Metidos en Dios los sentidos, la imaginación, las potencias del alma, no tendrésis poblemas personales (Carta, 6-V-1945, n. 28).

Cuando vayas a orar entra en tu aposento (Mt 6, 6). ¿Para qué has de mirar, si “tu mundo” lo llevas dentro de ti? (Camino, n. 184).

Meternos en Dios que habita en nuestra alma, no implica separarse de los demás: Recogerse, no es alejarse de los demás: es recoger en Dios las cosas y las personas que están a mi alrededor.

Recogerse es dirigirse a Dios aprovechando lo que nos sucede. Para estar recogidos a lo largo del día:

• esmerarse en la oración mental y vocal;
• trabajar con orden siguiendo el plan previsto;
• cuidar la mortificación de los sentidos (cfr. Camino, n. 375);
• mortificar la curiosidad (p.ej. ante los medios de comunicación e informáticos).

La mortificación es el puente levadizo que nos facilita la entrada en el castillo de la oración (Surco, n. 467; cfr. Camino, nn 172-173).

Amar el silencio, portero de la vida interior (Camino, n. 281).

El tiempo de la noche y el tiempo de trabajo de la tarde deben ayudarnos al silencio interior de la imaginación y de la memoria: El silencio de la noche, para un alma de Dios, es una necesidad. Yo, al llegar la noche siento la necesidad total de recogimiento (Crónica, IX-1967, p. 788).

Vivir el tiempo de la tarde, durante "tres horas después del almuerzo o de la tertulia" con recogimiento, passionis tuae memoriam recolentes, recordando la Pasión del Señor, pues a esa hora de la tarde ocurrió la agonía y muerte de Jesús en el Calvario.

El ejemplo de nuestra Madre, Maestra de oración: Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón (Lc 2, 51).

Aprovechamiento del tiempo

Parábola de los talentos (Mt 25, 14-30) y de los trabajadores ociosos (Mt 20, 1-16). “Negociad mientras vengo”: hemos recibido de Dios unos dones para hacerlos fructificar durante un periodo limitado de tiempo.
"Hay dos virtudes humanas -la laboriosidad y la diligencia-, que se confunden en una sola: en el empeño por sacar partido a los talentos que cada uno ha recibido de Dios. Son virtudes porque inducen a acabar las cosas bien" (Amigos de Dios, 81).

Nuestra condición de criaturas significa que no somos dueños absolutos de nuestro tiempo: ni nuestro comienzo ni nuestro fin está en nuestras manos. Nuestras vidas están medidas por el tiempo durante el cual podemos merecer. El tiempo es nuestro tesoro, el “dinero” para comprar la eternidad (Surco, n. 882). El tiempo es gloria (Camino, n. 355).

"Subrayaba, como he apuntado antes, la necesidad de amar al Señor en todas las circunstancias: llenar el tiempo, hijos míos, no es aprovechar el tiempo. Muchas veces nos pueden decir: ¡cuánto has trabajado hoy! Y, sin embargo, tenemos conciencia plena de que aquel día sólo hemos llenado el tiempo, sin aprovecharlo para Dios, porque nos ha faltado la finura de amor con que debíamos haberle ofrecido toda esa jornada. Exhortaba a realizar el trabajo acabadamente por amor a Dios y pensando en Él. En 1966 nos aconsejaba: a Dios no se le puede dar una cosa mal hecha. Dentro de nuestras debilidades personales, hemos de procurar hacer lo mejor posible todo lo que esté en nuestras manos. Este es el gran secreto divino para dar sentido sobrenatural y eficacia a nuestra vida corriente" (Memoria del Beato Josemaría).

Brevedad del tiempo sobre todo si consideramos la inmensa tarea que tenemos por delante: santificación personal y santificar todos los ambientes.
No desaprovechar ninguna ocasión...

Tengamos prisa en amar y no nos cansemos de hacer el bien... Mientras tenemos tiempo, hagamos bien a todos (Ga 6, 9-10).

La entrega a Dios se concreta cada día en la entrega del tiempo: Suelo repetir que nuestra entrega es total, y que deseamos dárselo todo a Dios, hasta el último segundo de cada día, porque no es nuestro (Crónica, X-1973, p. 903). Para eso pregúntate muchas veces al día: ¿hago en este momento lo que debo hacer? (Camino, n. 772).

Para que nuestro tiempo sea fecundo hemos de procurar corresponder a las gracias actuales que Dios nos concede para cada día: Hodie et nunc! Esas gracias se pierden si no correspondemos con generosidad y se retarda nuestra santificación y la de los demás. “Pórtate bien ahora”, sin acordarte de “ayer”, que ya pasó, y sin preocuparte de “mañana”, que no sabes si llegará para ti (Camino, n. 253).
No dejes tu trabajo para mañana (Camino, n. 15). Y menos, el trabajo apostólico. Los retrasos son irrecuperables.

¿Quieres de verdad ser santo? –Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces (Camino, n. 815).

Dios nos va dando gracias actuales en la medida que respondemos. Si no respondemos, se corta el flujo. Cuando luchamos, resulta que las cosas cuestan menos.

La pasión dominante de dirigir almas (algunas ideas)

1. Liberarse de prejuicios. No somos jueces.

Las personas cambian, y cambian todos los días. Limpiar las imágenes deformadas que podamos tener. No conocemos bien a las personas. Liberase de prejuicios; poner entre paréntesis lo que ya sabemos sobre ellas.

“¿Quién puede juzgar al hombre? La tierra entera está llena de juicios temerarios. En efecto, aquel de quien desesperábamos, en el momento menos pensado, súbitamente se convierte y llega a ser el mejor de todos. Aquel, en cambio, en quien tanto habíamos confiado, en el momento menos pensado, cae súbitamente y se convierte en el peor de todos” (San Agustín).
2. Tener el hábito de pensar bien de la gente.
“Puede suceder que quien interpreta en el mejor sentido se engañe más frecuentemente; pero es mejor que alguien se engañe muchas veces teniendo buen concepto de un hombre malo que el que se engaña raras veces pensando mal de un hombre bueno, pues en este caso se hace injuria a otro, lo que no ocurre en el primero” (Santo Tomás de Aquino).
3. Amistad.
Indispensable para entrar en la intimidad de los demás. Si no hay verdadera amistad, las conversaciones son coloquios simulados y martirizantes (porque no hay comunicación).
La amistad no surge de un modo buscado, sino de manera inesperada.
Hay amistad cuando se conocen (porque se comunican) las intenciones del amigo. Una persona está donde están sus intenciones.
4. Dedicar tiempo a oír a la gente. En el lugar adecuado, en el momento oportuno.
5. Capacidad de empatía. Amor al prójimo.
6. Inquietud por todo lo que le pasa a las personas (cuando hablamos con la gente, se nos revelan no sólo por lo que dicen, también por lo que callan). Todo es importante en la vida de las personas.
7. Control en el modo de responder. La dirección espiritual no es algo rutinario. No anticipar de modo estereotipado lo que voy a decir.
8. Capacidad de asombro. Aprendemos de todos. Estar dispuestos a aprender de cada persona.
9. Madurez para no escandalizarse de nada.
10. Pocos consejos, bien pensados. Cuando hablamos con una persona, la discreción en el hablar importa más que la elocuencia (Gracián).
Se persuade más a las personas con el comportamiento (buen ejemplo) que con las palabras.

Humanidad Santísima de Cristo

Cristo se ha encarnado, Dios viene a vivir con nosotros para que nosotros vivamos con Dios.

Cristo manifiesta al hombre quién es el hombre (Gaudium et Spes 22).

Tener los mismos sentimientos de Cristo.

“¡Que vea con tus ojos, Cristo mío, Jesús de mi alma!”

Don Francisco Mas. “A ver cuando dejas de mirar a la gente como ingeniero textil y comienzas a ver almas”.

“Cristo, Sacerdote y víctima.

Cristo es ciertamente sacerdote, pero lo es para nosotros, no para sí mismo, ya que él, en nombre de todo género humano, presenta al Padre eterno las aspiraciones y sentimientos religiosos de los hombres. Es también víctima, pero lo es igualmente para nosotros, ya que se pone en lugar del hombre pecador. Por esto, aquella frase del Apóstol: Tened entre vosotros los sentimientos propios Cristo Jesús, exige de todos los cristianos que, en la medida de las posibilidades humanas, reproduzcan en su interior las mismas disposiciones que tenía el divino Redentor cuando ofrecía el sacrificio de sí mismo: disposiciones de una humilde sumisión, de adoración a la suprema majestad divina, de honor, alabanza y acción de gracias.

Les exige asimismo que asuman en cierto modo la condición de víctimas, que se nieguen a sí mismos, conforme a las normas del Evangelio, que espontánea y libremente practiquen la penitencia, arrepintiéndose y expiando los pecados.

Exige finalmente que todos, unidos a Cristo, muramos místicamente en la cruz, de modo que podamos hacernos nuestra aquella sentencia de san Pablo: Estoy crucificado con Cristo” (De la carta encíclica Mediator Dei del papa Pío doce (AAS 39 [1947], 552-553).

Nuestra entrega se fundamenta en el conocimiento de Dios, y el amor se fundamenta en el conocimiento.

No nos madura el paso del tiempo, sino la cercanía con Jesús.

El Arzobispo de Tarragona estuvo por motivos de su trabajo unos días en Roma. Pasó por Villatevere y estuvo con el Padre, que le dijo: “hijo mío, pide la presencia de Dios”. Esa es la respuesta de una persona enamorada: buscar continuamente la presencia de Dios.

Observando toda su vida, me atrevo a asegurar que muestra la victoria de la voluntad y del entendimiento -puestos en Dios- sobre su carácter. Este triunfo procede de una continua vigilancia sobre sí mismo, aunque no dejaba de rogarnos que le ayudásemos; le he visto luchar contra esos hilos sutiles que, si no se rectifican, se convierten en ataduras que apartan de Dios. Supo conseguir una serena ecuanimidad, y la extraordinaria vitalidad de su temperamento estuvo siempre moderada por la prudencia y la fortaleza.

Debemos reflejar a Cristo en todo nuestro ser. También en los rasgos que configuran nuestro carácter debemos conformarnos con Él. Es Cristo quien vive en mí (Ga 2, 20).

'Permaneced en mi'. Estar, vivir, permanecer unidos... ¡Cuántas tentaciones, caidas... desaparecen si tenemos esto presente!

Señor, ¿Tú estás a gusto en mi. Cuando trabajo, cuando hablo, rezo... soy Tú?

Dejar actuar al Espíritu Santo para que plasme en nosotros la imagen del Señor.

Joaquín Navarro-Valls contaba que acompañó a Juan Pablo II a Brasil, en un viaje que coincidía con los 10 años de su pontificado. En una comida hicieron un brindis, y el que brindó lo hizo por los 10 años del pontificado. El Papa, en voz baja comentó: “los míos, son los dos primeros, los otros son de Dios”. (Los dos primeros fueron del 79 al 81, hasta el atentado).

Haz que el fundamento de mi personalidad sea la identificación contigo (Es Cristo que pasa, n. 31).

Hacerlo con el propio carácter, forjado mediante repetición de actos (cfr. Camino, n. 19). Sobre la naturaleza actúan la gracia y el esfuerzo personal, no hay dos santos iguales.

Pedir a la Virgen ser ipse Christus.


Rectitud de intención (Mt 23, 27-32)

Palabras muy duras de nuestro Señor para los fariseos.

Lo que le importa a Jesús es lo más íntimo de nuestras almas y de nuestros corazones. Recrimina a los fariseos que “parecen justos”. El justo es el que tiene la intención y el deseo profundo de cumplir la voluntad de Dios.

Un modelo de hombre “justo” es San José.

Nuestras intenciones y nuestros deseos se tuercen con facilidad. Llevamos dentro de nosotros un principio que tira para abajo. Tenemos el hombre viejo, la inclinación al pecado.

“En la historia de la humanidad, el pecado deterioró lo más noble de la naturaleza de la criatura: debilitó la agudeza de la mente, la rectitud de la voluntad, (…), la estabilidad de ánimo, el ejercicio de la solidaridad; perturbó hasta la salud corporal” (J. Echevarría, Getsemaní).

Pero también la gracia santificante actúa. Nuestra vida es muchas veces un “tira y afloja”.

En un círculo Breve que el Padre daba en Roma, les decía a un grupo de hermanos nuestros del Consejo General que nunca hemos de obrar pensando en lo que dirán de nosotros los demás, y concretaba el Padre: ni siquiera nos tiene que importar lo que el Padre pueda pensar. Lo único que nos tiene que importar es lo que piensa Dios de nosotros.

Purificar nuestro mundo interior.

“El hombre honrado y cabal es el hazmereir. Lo propio de la sabiduría de este mundo es ocultar con artificios lo que siente el corazón, velar con las palabras lo que uno piensa, presentar lo falso como verdadero, y lo verdadero como falso. La sabiduría de los hombres honrados, por el contrario, consiste en evitar la ostentación y el fingimiento, en manifestar con las palabras su interior, en amar lo verdadero tal cual es, en evitar lo falso, en hacer el bien gratuitamente, en tolerar el mal de buena gana, antes que hacerlo; en no quererse vengar de las injurias, en tener como ganancia los ultrajes sufridos por causa de la justicia. Pero esta honradez es el hazmereir, porque los sabios de este mundo consideran una tontería la virtud de la integridad. Ellos tienen por necedad el obrar con rectitud, y la sabiduría según la carne juzga una insensatez toda obra conforme a la verdad” (De los tratados morales de San Gregorio Magno)

El mundo interior interior se purifica en la confidencia. Que nos conozcan. La sinceridad no consiste en “contar lo malo”. Sinceridad es también y sobre todo “contar lo bueno”, lo que Dios va haciendo en nuestra alma, esos ratos de intimidad que tenemos con Dios…

La intención se endereza por la contricción. Es la mejor de las devociones. Tenemos la experiencia de que muchas veces hacemos grandes propósitos, pero con frecuencia se vienen abajo cuando surge una contrariedad pequeña o grande. A veces somos de intenciones grandes y de obras cortas. Por eso lo nuestro es comenzar una y otra vez en nuestra lucha sin desanimarnos nunca. Pedimos perdón cuando nos equivocamos, y volvemos a empezar, con optimismo, mirando adelante, confiando en la gracia de Dios.

Hay una contrición mala, que desespera, y una buena, que lleva a la conversión, a ponerse en manos de Dios.

El Dr. Pastor le tomó una vez la tensión por la mañana a San Josemaría y la tenía muy bien. Cuando se lo dijo, le respondió: “es que esta mañana he hecho muchos actos de contricción”.

Si vivimos pendientes de Dios, nunca perderemos la paz. Al revés.

Libertad de espíritu (Mc 2, 23-28)

- El mandamiento más importante

"La libertad de la carne es la esclavitud del espíritu, es el pecado y la muerte; la libertad del espíritu es la sumisión y la mortificación de la carne, es la vida en Jesucristo" (Rom 8, 1-2).

"Jamás llegaremos a comprender el grado de gloria que nos proporcionará en el cielo cada acción buena, si la realizamos puramente por Dios" (SANTO CURA DE ARS. Sermón sobre la esperanza).

"En todo el bien que hacemos a nuestro prójimo, hemos de tener como objetivo el agradar a Dios y salvar nuestra alma. Cuando vuestras limosnas no vayan acompañadas de estas dos intenciones, la obra buena resultará perdida para el cielo" (SANTO CURA DE ARS. Sermón sobre la limosna).

- Ama y haz lo que quieras

"La verdadera libertad consiste en estar en gracia y ser siervos de Dios" (Rom 6, 22).

"Carlos Cardona cuenta una sugerente anécdota, que arroja luz sobre la libertad de espíritu de monseñor Escrivá. Cardona es un intelectual, de mente cultivada, que se pasa las horas embebido en libros de filosofía, de teología, de historia del pensa­miento... Le incumbe la responsabilidad de elaborar guiones doctrinales, recensiones de libros, fichas de orientación biblio­gráfica, programas de estudios teológicos... Su sorpresa es inenarrable cuando, un buen día, el propio Escrivá, tomando una iniciativa muy personalizada de «cuidado de almas», le recomienda que haga su lectura espiritual diaria, no con textos de padres de la Iglesia, ni con las obras de santo Tomás o san Agustín o santa Teresa: -Durante una temporada, Carlitos, ¿qué tal, si tienes como libro de lectura El Quijote? Te ayudará a pisar tierra, a quitarle trascendencia a lo que, de suyo, es intrascendente... y, sobre todo, te jaleará el sentido del humor" (HVT).

"(Debemos) examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor" (S. GREGORIO MAGNO Hom. sobre Ezequiel 2).

- Rectitud de intención

"Pureza de intención. La tendrás siempre, si, siempre y en todo, sólo buscas agradar a Dios" (Camino, n. 287).

"La pureza de intenciones no es más que presencia de Dios: Dios nuestro Señor está presente en todas nuestras intenciones. ¡Qué libre estará nuestro corazón de todo impedimento terrenal, qué limpia será nuestra mirada y qué sobrenatural todo nuestro modo de obrar cuando Jesucristo reine de verdad en el mundo de nuestra intimidad y presida toda nuestra intención!" (Ascética meditada, p. 143).

Zaqueo: un encuentro misericordioso (Lc 19, 1-10)

En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad.

El “no parar” de Jesús.

Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura.

El deseo de Dios. Deseos de encontrar a Cristo.
Dificultades externas (ambiente).
Dificultades internas (miserias).

Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Audacia.
Sin miedo, y sin respetos humanos.
Los obstáculos no le detienen: toma la iniciativa (la higuera).
Nosotros podemos ser la “higuera” de muchas personas.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos

Jesús no pierde detalle: valora nuestro esfuerzo. Ve las ansias de Zaqueo, que le mira medio oculto entre las ramas del árbol.

Y dijo: “Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”.

Jesús se adelantó.
Jesús nos busca siempre. Esperanza en la propia vida interior y en el apostolado.

Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento.

Docilidad.
Recibir a Jesús: alegría.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”.

A contracorriente.

Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: “Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más”.

Afán sincero de reparar, con obras.


Jesús le contestó: “Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido”.

Confiar en la gracia y en la misericordia de Dios.

Optimismo

Un talante, una actitud: ¿Trabajo con la alegría del que se sabe hijo de Dios?

Dios ha puesto su omnipotencia al servicio de nuestra salvación. Cuando las criaturas desconfían, cuando tiemblan por falta de fe, oímos de nuevo a Isaías que anuncia en nombre del Señor: ¿acaso se ha acortado mi brazo para salvar o no me queda ya fuerza para librar? (Amigos de Dios, n. 190).

Si Deus nobiscum, quis contra nos?

San Pablo: ¿qué podrá apartarnos del amor de Dios?

De todo lo que sucede, aunque parezca malo o incluso lo sea realmente, se sirve Dios para hacernos santos y eficaces en nuestro apostolado, porque con su omnipotencia es capaz de sacar bien del mal.

Hemos de ser optimistas, pero con un optimismo que nace de la fe en el poder omnipotente de Dios –Dios no pierde batallas–, con un optimismo que no procede de la atolondrada satisfacción humana, de una complacencia necia y presuntuosa (Carta, 30-IV-1946, n. 42).

Maestro, hemos estado bregando durante toda la noche y no hemos pescado nada; pero sobre tu palabra echaré las redes. Lo hicieron y recogieron gran cantidad de peces. Tantos, que las redes se rompían (Lc 5, 15-16).

El optimismo que se apoya en la fe nos lleva a ser audaces y tozudos –con una tozudez, que es santa y que se llama, en lo espiritual, perseverancia– en el apostolado, pasando por encima de todas las dificultades porque aunque sea un miserable, no dejo de comprender que soy un instrumento divino en tus manos (Meditación, 12-IV-54).

El optimismo se fundamenta en la fe, no en que las cosas saldrán como nosotros pensamos que es lo mejor, sino en que se cumplirá la voluntad de Dios.

Por eso, la fe nos lleva principalmente a cumplir la voluntad de Dios en todo. No existen fracasos, si se obra con rectitud de intención y queriendo cumplir la voluntad de Dios. Con éxito o sin él hemos triunfado, porque hemos hecho el trabajo por Amor (A solas con Dios, n. 314; cfr. ibidem, n. 199).

Con esta disposición humilde y confiada no habrá dificultad que pueda remover tu optimismo (Camino, n. 476).

Dadles vosotros de comer (Mt 14, 13-21)

Jesús. “Le dio lástima y curó a los enfermos”.
• Sentimientos humanos de Jesús. Sufre pena.
• Actitud de Jesús. Trabaja y se desvive por los demás.
Los discípulos. “Despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer”.
• Razones buenas humanas: es tarde, estamos en despoblado.
• Actitud de los apóstoles: ya hemos hecho bastante, vámonos.
Sorprendente contestación de Jesús: “dadles vosotros de comer”.
• Complicaos la vida.
• No podéis (“aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces”), pero si os lo digo Yo, sí que podéis.
“Dadles vosotros de comer”. Humanamente, Jesús les pide algo imposible a los apóstoles. Ya es tarde. La gente tiene que marchar a sus casas.
Jesús nos sigue diciendo a nosotros “dadles de comer”. Nos pide que alimentemos el alma de tanta gente hambrienta y sedienta de Dios. Nos pide que alimentemos las cabezas, las mentes, de tantos amigos nuestros que están desorientados. Y nos lo sigue pidiendo ahora, que parece imposible, que es verano, que está todo el mundo fuera, de vacaciones…
“Dadles vosotros de comer…” Es un mandamiento de Dios que no nos debe dejar indiferentes. ¿Qué puedo hacer para acercar a Dios a los que están a mi lado y a mis amigos? Pregunta que nos hemos de hacer cada mañana. ¿Qué he hecho hoy para acercar a Dios a mis amigos y a las personas que están a mi lado? Pregunta que nos debemos hacer cada noche al examinar nuestra conciencia.
¿Con mi vida, con mi conducta, estoy alimentando las vidas de otras personas; estoy cooperando con Dios en la obra de la Redención? ¿Se nota que soy cristiano, también en verano, o me he mimetizado con el ambiente? ¿Las Normas de piedad?
Decía el Papa Benedicto XVI que vivimos en un ambiente cultural caracterizado por tres cosas: a) el consumismo desenfrenado; b) la indiferencia religiosa; y c) un secularismo cerrado a la trascendencia.
Somos colaboradores de Dios en su misión en la tierra. Nos grita una y otra vez: “dadles vosotros de comer”.
"De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, no lo olvides, dependen muchas cosas grandes".

Sinceridad y veracidad: autenticidad y no buscar aparentar

El diablo, padre de la mentira. Jesús: Camino, Verdad y Vida.

La mentira es decir lo contrario de lo que se piensa, o actuar en contra de lo que se cree, o mostrarse como quien no se es.

La sinceridad busca agradar a Dios y no a los hombres: 1 Tes 2, 3-4

• "(...) hablamos no como quien busca agradar a los hombres, sino a Dios que ve el fondo de nuestros corazones".

Personalidades camaleónicas, con una gran capacidad de adaptación.

Somos como cuando nos vemos en el espejo por las mañanas recién levantados, pero nos arreglarnos para camuflarnos.

Todo lo que está oculto será descubierto: Mt 10, 26.

• Espía del CNI capturado en Rusia.

Nuestro Señor aborrece la mentira y la hipocresía: Apoc 22, 15.

Nuestro Señor desprecia las limosnas, oraciones y ayunos de los hipócritas, por los que no recibirán ninguna recompensa: Mt 6,1-8.

Los hipócritas juzgan severamente a los demás: Mt 7, 3-5.

• "¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano, y no adviertes la viga que hay en el tuyo? O ¿cómo vas a decir a tu hermano: Deja que saque la mota de tu ojo, cuando tú tienes una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver cómo sacar la mota del ojo de tu hermano".

El hipócrita no puede ponerse delante de Dios, no puede rezar.

• "La sinceridad es indispensable para adelantar en la unión con Dios. —Si dentro de ti, hijo mío, hay un "sapo", ¡suéltalo! Di primero, como te aconsejo siempre, lo que no querrías que se supiera. Una vez que se ha soltado el "sapo" en la Confesión, ¡qué bien se está!".

• "Ten sinceridad "salvaje" en el examen de conciencia; es decir, valentía: la misma con la que te miras en el espejo, para saber dónde te has herido o dónde te has manchado, o dónde están tus defectos, que has de eliminar".

Los que se estancan en el trato con Dios es por falta de sinceridad.

Fátima, 26/07/09

Crecer en vida interior

El primero y más importante de los mandamientos de la ley de Dios.

¿Por qué me pide Dios que le ame? El primer mandamiento, ¿no es un acto supremo de egoísmo por parte de Dios?

Dios me pide que le quiera porque Él nos amó primero, porque nos quiere.

El mayor ideal que puede tener una persona es llegar a amar a Dios con todas las fuerzas del alma y del cuerpo; entusiasmarse con el amor de Dios, esto es lo que transforma una vida en apasionante. Este ideal puede llenar todas las aspiraciones de un hombre.

El grito de Juan Pablo II: “no tengáis miedo de abrir vuestro corazón de par en par a Dios”.

Y las palabras de Benedicto XVI desde el comienzo de su pontificado: “Dios no quita nada, nada, absolutamente nada de lo bueno y bello que hay en la vida”.

Y para conseguir amar a Dios con todas nuestras fuerzas:

• Primero, luchar contra nuestros defectos.

No somos como queremos ser, y además, muchas veces hacemos cosas contrarias a las que nos habíamos propuesto. Llevamos dentro de nosotros lo que San Pablo llama “el hombre viejo” (Ef 4, 22; Col 3, 9). En ocasiones somos esclavos de la ley del pecado (Rom 7, 20-23).

Esas tendencias desordenadas se llaman pasiones. El primer paso para mejorar es reconocer que en nuestra vida existen.

El vicio consiste en dejarse llevar por el engaño de las pasiones.

La virtud está en poner en la conducta el orden de la inteligencia: hago lo que entiendo que debo hacer, aunque no me apetezca, y no hago lo que no debo hacer aunque me apetezca.

Esto supone una lucha constante en la propia vida: y en eso consiste la lucha ascética (ascesis significa entrenamiento). Esos esfuerzos nos van transformando interiormente, poco a poco, y nos vas haciendo mejores personas.

Esta lucha durará siempre. “Hay que luchar siempre, porque esta inclinación al pecado con la que hemos nacido no puede tener fin mientras vivimos: puede menguarse, pero no extinguirse, y en esa lucha andan toda su vida los santos” (San Agustín, Sermón 151).

Las cosas nunca salen a la primera. Los grandes proyectos se forjan día a día. Los deportistas saben mucho de derrotas y de victorias.

Una consecuencia importante de la lucha ascética: la paz.

• Segundo, dejarnos ayudar. La dirección espiritual.

Si nos dejamos ayudar, será muy difícil que se difuminen nuestros ideales, para que sean verdaderos y orienten nuestra vida de verdad.

Además, hace falta una estrategia en la lucha. Todos los equipos de fútbol tienen un entrenador.

En la lucha ascética necesitamos que nos den ánimos, porque se pasan momentos de cansancio, de retroceso.

“El alma sola, sin maestro, que tiene virtud, es como el carbón encendido que está sólo: antes se irá enfriando que encendiendo” (San Juan de la Cruz).

• Tercero, la Eucaristía.

Explica Santo Tomás de Aquino que la Eucaristía confiere la gracia y la virtud de la caridad y empuja a la lucha y a la acción apostólica.

La Virgen María

María, modelo de mujer.

1. Cumplió los planes de Dios.

A Dios le importo tanto como la Virgen María. También tiene un proyecto personal para mi, único e irrepetible. Ser fiel a ese plan significa ser feliz, porque es encontrar el sentido de mi vida.

Orar, 31.1, p. 26.

2. Es concebida sin pecado.

Su vida nos enseña que la felicidad tiene mucho que ver con la gracia de Dios.

Orar, 4.4, p. 93.

3. Tiene claro cuál es el programa de su vida: dejar espacio a Dios.

Orar, 4.11, p. 288.

4. Nos enseña qué es el verdadero amor.

5. Es nuestra Madre.

Tratarla.

Orar, 6.11, p. 289.




Fátima, Basílica antigua, 28/07/09

Caridad y alegría

Caridad y alegría

1. Caridad

"Existe, pues, una misericordia terrena y humana, o celestial y divina. ¿Cuál es la misericordia humana? que consiste en atender a las miserias de los pobres. ¿Cuál es la misericordia divina? Sin duda, la que consiste en perdón de los pecados. Todo lo que da la misericordia humana en este tiempo de peregrinación se lo devuelve después la misericordia divina en la patria definitiva. Dios en este mundo, padece frío y hambre en la persona todos los pobres, como dijo él mismo: Cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. El mismo Dios que se digna dar en el cielo quiere recibir en la tierra" (De los sermones de san Cesáreo de Arlés, obispo. Sermón 25,1: CCL 103,111-112).

• Darse a los demás es de tal eficacia que Dios lo premia con una humildad llena de alegría.

Manifestaciones de la caridad:

• Pensar bien de los demás.
• No juzgar a nadie, y menos por apariencias.
• Tratar a todos de igual manera.
• Hablar en positivo de la gente.

2. Alegría

Es el fruto, la manifestación externa, de la gracia de Dios.

La alegría viene de la cercanía con Dios. Orar, 3.6, p. 154.

El trato con Dios, fuente de alegría. Orar, 9.7, p. 172.



Fátima, Capilla del Santísimo, 27/07/09

Lucha cristiana: fortaleza y reciedumbre; pobreza y desprendimiento

1. Reciedumbre y fortaleza.

• Orar, 4.3, p. 60. La felicidad rápida.

"Vivir es enfrentarse con dificultades, sentir en el corazón alegrías y sinsabores; y en esta fragua el hombre puede adquirir fortaleza, paciencia, magnanimidad, serenidad.

Es fuerte el que persevera en el cumplimiento de lo que entiende que debe hacer, según su conciencia; el que no mide el valor de una tarea exclusivamente por los beneficios que recibe, sino por el servicio que presta a los demás. El fuerte, a veces, sufre, pero resiste; llora quizá, pero se bebe sus lágrimas. Cuando la contradicción arrecia, no se dobla" (ADD).

Desterrar las quejas.

• Orar, 11.3, p. 64. Espíritu de sacrificio.

• Orar, 1.9, p. 219. El sacrificio nos hace crecer.

2. Pobreza y desprendimiento.

• Orar, 36.5, p. 130. Pobres de espíritu.

• Orar, 59.9, p. 244. Judas, el hombre que sólo piensa en poseer.

Guerra a los caprichos.




Fátima, Capilla del Santísimo, 25/07/09.


Eucaristía

1. Don de Dios.

Sólo se entiende desde la generosidad.

Es lo que da sentido al tiempo libre. El tiempo libre permanece vacío si en él no está Dios. Orar, 46.4, p. 112.

2. Misterio del amor de Dios.

Sólo se entiende desde el amor.

Dios prepara una fiesta para nosotros. Orar, 47.4, p. 112.

3. El mayor tesoro de la Iglesia.

Sólo se entiende si se tiene cultura.

Quoniam sine dominico non possumus. Orar, 43.4, pp. 108-109.

Urbanidad.

4. Alimento de nuestras almas.

Pan vivo bajado del Cielo. El que come este pan, vive para siempre.

La vid y los sarmientos.

Imprescindible para caminar por el desierto inhóspito de este mundo, caracterizado por: a) consumismo desenfrenado; b) la indiferencia religiosa y c) un secularismo cerrado a la trascendencia.

Orar, 42.4, p. 108.

El hastío dominical. Orar, 44.4, p. 11.



Leiria, Llar San Francisco, 23/07/09

Pecado y confesión

El pecado y la confesión

1. Los hombres, criaturas sociales, seres relacionales.

Los 4 tipos de relaciones que podemos tener en esta vida:

- familiares.
- profesionales.
- sociales o de amistad.

Estas relaciones son horizontales y humanas. Nos servimos de nuestras cualidades para potenciarlas.

- Podemos tener otro tipo de relaciones, verticales y sobrenaturales: con Dios (nos servimos de otras cualidades que son sobrenaturales -la oración, la fe, la gracia- para fomentarlas).

La primera y principal relación de una criatura es con Dios, su Creador. Si esta relación es buena, todas las demás son buenas (Cfr Orar, Benedicto 16, 10.4, p. 95).

2. Los hombres, criaturas dependientes.

Somos religiosos por naturaleza.

El mayor pecado: desligarse de Dios. Orar, Benedicto 16, 2.4, p. 92.

3. El pecado esclaviza. El gran engaño del pecado: querer desligarse, ser libres, autónomos e independientes para caer en la peor de las esclavitudes.

Parábola del Hijo pródigo (Lc 15).

4. El pecado destruye lo más profundo del alma. El mal del pecado está en su poder autodestructor. El engaño que encierra la expresión: "no hago mal a nadie", o "soy libre y hago lo que quiero".

El pecado es una automutilación, es vivir en la falsedad (Orar, Benedicto 16, 9.4, p. 95).

5. La confesión, un tesoro: libera y re-construye. Orar, Benedicto 16, 34.4, p. 104.

Acudir con frecuencia al sacramento de la confesión, para fortalecer -o restablecer- la relación con Dios.

Orar, Benedicto 16, 38.4, p. 106.

La gracia de Dios enriquece la personalidad humana. (Orar, Benedicto 16, 4.4, p. 93).

En la confesión Jesús se arrodilla ante nosotros (Cfr. Orar, Benedicto 16, 40.4, p. 107) y nos abraza, como en la Última Cena, como el Padre de la parábola del hijo pródigo.

Santuario de Fátima, Capilla de la Reconciliación, 22/07/09.

Cristianos coherentes auténticos

Orar, 6.5, p. 117.

Las voces seductoras.

"Encontraréis a esos ladrones que intentan engañaros..." (Vancouver).

Notas de los caminos alternativos:

1.- Estilo de vida sobrio.
2.- Relaciones afectivas sinceras y puras.
3.- Compromiso honesto en el estudio y en el trabajo.
4.- Interés profundo por el bien común (vs meabolismo).

El mundo tiene una necesidad profunda de ver a alguien que se atreva a vivir según la plenitud manifestada por Jesucristo.

Orar 4.5, p. 116.

La coherencia es el resultado de una personalidad auténtica, sin doblez.

La personalidad se forja cuando hay un proyecto de vida, unos ideales y un modelo.

Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Orar, 22.3, p. 69.



Reguengo do Fetal, 24/07/09

Parábolas de la semilla y el grano de mostaza (Mc 4, 26-34)

La tierra es nuestra alma, que es buena tierra, porque es tierra de Dios, tierra que Dios quiere cultivar.
La semilla son las virtudes que Dios ha sembrado.
Igual que para tener una buena cosecha es necesario dejar pasar el tiempo y cultivar bien la tierra, para que la gracia de Dios actúe en nuestras almas y las virtudes crezcan, hemos de poner de nuestra parte. Ese pequeño esfuerzo es la lucha de cada día.
Una planta está expuesta a mil y una dificultades. Recuerdo un libro que se hizo famoso hace algunos años titulado “plagas y enfermedades del olivar”. Tenía más de 1200 páginas…
También nosotros nos enfrentamos a plagas y enfermedades –el pecado, los defectos, las malas disposiciones-. Si no luchamos, nos ahogan y la gracia de Dios no da fruto.
El Reino de Dios está dentro de nosotros, como una semilla pequeña escondida en la tierra.
Si dejamos a Dios actuar, esa semilla va dando frutos.
La santidad se construye con la lucha de cada día. No esperemos a tener grandes ocasiones de hacer heroicidades en la vida. Los grandes hombres, las grandes mujeres, han sido personas normales y corrientes que se han esforzado día a día en pequeñeces (aparentemente “pequeñeces”).
Saber lo que quiero en la vida (dejar a Dios que actúe en mi vida; ser cristianos coherentes).
Poner los medios para alcanzarlo (frecuencia de sacramentos; oración; trabajo; penitencia; adquirir una buena formación –cultura religiosa-).
Para conseguir el fin de nuestra vida (una vida llena de amor que le dé sentido; amor a Dios y amor a los demás), necesito los medios adecuados.
Los sacramentos, indispensables para estar en gracia de Dios. Son también la semilla de Dios.
La oración, el trato confiado con Dios, para conocerle y amarle.
El trabajo, para configurarnos una personalidad madura.
El espíritu de sacrificio, la penitencia, para combatir las plagas.
Los medios de formación, porque nos aportan cultura, conocimiento (el ejemplo del banquero que nunca falló a un ces).

La vid y los sarmientos (Jn 15, 1-8)

El sarmiento chupa de la vid el alimento.

La paciencia de Dios: la poda, esperando el fruto. Dios nos trabaja, nos cuida, nos trata como nos conviene, nos envía lo que necesitamos, nos pone en las situaciones que mejor podemos aprovechar. Dios actúa cada día en nuestra vida.

Unidos a Jesús, estamos vivos y fuertes espiritualmente; producimos buenos frutos (buenas obras), que son consecuencia de nuestras virtudes.

La gracia de Dios no se ve (como la savia), pero tiene un poder transformador, se nota.

Las fuentes en las que podemos recoger y llenarnos de gracia de Dios son:

• Los sacramentos
• La oración
• El sacrificio

Benedicto XVI, orar, 63.5, p. 144.

¿Me doy cuenta de que merece la pena acudir con frecuencia a los sacramentos?

Sin Jesús no podemos hacer nada.

El que se aparta de Jesús se seca, se corrompe, se pudre. Sin la gracia de Dios no tenemos vida, ni alegría, ni felicidad auténtica, seríamos "zombis": muertos vivientes.

Benedicto XVI, orar, 64.5, p. 145.

Ayudar con nuestra palabra y nuestro ejemplo a que otros se acerquen a Jesús: Benedicto XVI, orar, 78.5, p. 150.




Muchos se echaron atrás

Jn 6, 60-69

- “Dura es esta enseñanza”.

Jesús no habla de comodidad, sino de felicidad.

- “Murmuraban en su interior”.

Actitud diabólica: la desconfianza.

- “¿Esto os escandaliza?”

Actitud humana: miedo.
El santuario de El Pueyo.

- “Entre vosotros hay algunos que no creen”.

Los “practicantes no creyentes”.

- “Muchos de sus discípulos se echaron atrás y no andaban ya con Él”.

Los “respetos humanos”.

- “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.

¿Cuáles son nuestros ídolos? ¿Cuál es nuestro camino? ¿A dónde vamos por la vida? ¿Qué buscamos?

11.6.10

Parábola del sembrador (Lc 8, 4-15)

Dios siembra en nuestro corazón -constantemente- inspiraciones, buenos deseos, propósitos, buenas intenciones... Somos "tierra buena". Tenemos la ilusión de hacer obras buenas.

A esa constancia de Dios respondemos nosotros muchas veces con la inconstancia. Nos desanimamos con frecuencia, pensamos que es imposible alcanzar las metas que nos planteamos...

Siempre habrá en nuestra vida esa lucha -tensión- entre la fuerza del bien y la fuerza del mal. Cada vez que nos proponemos hacer una obra buena de servicio o de generosidad se desata dentro de nosotros la pasión o el vicio que nos dice que no la hagamos, o que hagamos lo contrario. Son las zarzas del camino en las que tantas veces nos quedamos enzarzados.

Para dar buen fruto en nuestra vida sólo necesitamos una cosa: determinación, compromiso... No quedarnos "en el borde del camino". "Los que están en el borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven".

Hay voces seductoras que nos hacen dudar o intentan apartarnos del camino del amor de Dios (cfr. Benedicto XVI, Orar, 6.5, p. 117).

¡Cuantas veces nos situamos en el borde del camino, porque oimos pero no escuchamos! Oímos lo que nos dicen en los medios de formación, pero no escuchamos..., no procuramos poner en práctica lo que nos dicen. Somos inconstantes. Nos falta compromiso. Oímos la Palabra de Dios en misa, pero no la escuchamos...

La palabra compromiso no está de moda. "Excusa propia del hombre frívolo y egoísta: "no me gusta comprometerme en nada" (Camino 539).

Los frívolos no se comprometen nunca. Y los tibios se aprovechan de los dones que reciben de Dios para buscar compensaciones por caminos que nada tienen que ver con el amor a Dios y el servicio a los demás.

¿Por qué si Dios está empeñado en que nosotros seamos tierra fértil que produce buenos frutos, nosotros no damos más? ¿Por qué no hay más y mejores obras de generosidad, alegría, entrega a los demás, servicio desinteresado, apostolado...? ¿Qué clase de tierra hay en nuestra alma?

Quizá somos "terreno pedregoso", porque recibimos la palabra con alegría (las inspiraciones o sugerencias de Dios cuando oramos, los consejos de la dirección espiritual, o de un medio de formación...), pero no tenemos raíz -nos falta compromiso-, y en el momento de la prueba fallamos.

Los que perseveran, los que son constantes -comprometidos- esos son los que dan fruto.

“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles” (Bertolt Brecht)



10.6.10

La Cruz de Cristo

Preciosa y vivificante es la cruz de Cristo

De los sermones de san Teodoro Estudita (Sermón sobre la adoración de la cruz: PG 99, 691-694. 695. 698-699)

¡Oh don preciosísimo de la cruz! ¡Qué aspecto tiene más esplendoroso! No contiene, como el árbol del paraíso, el bien y el mal entremezclados, sino que en él todo es hermoso y atractivo, tanto para la vista como para el paladar.

Es un árbol que engendra la vida, sin ocasionar la muerte; que ilumina sin producir sombras; que introduce en el paraíso, sin expulsar a nadie de el; es el madero al que Cristo subió, como rey que monta en su cuadriga, para derrotar al diablo que detentaba el poder de la muerte, y librar al género humano de la esclavitud a que la tenía sometido el diablo.

Este madero, en el que el Señor, cual valiente luchador en el combate, fue herido en sus divinas manos, pies y costado, curó las huellas del pecado y las heridas que el pernicioso dragón había infligido a nuestra naturaleza.

Si al principio un madero nos trajo la muerte, ahora otro madero nos da la vida; entonces fuimos seducidos por el árbol; ahora por el árbol ahuyentamos la antigua serpiente. Nuevos e inesperados cambios: en lugar de la muerte alcanzamos la vida; en lugar de la corrupción, la incorrupción; en lugar del deshonor, la gloria.

No le faltaba, pues, razón al Apóstol para exclamar: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, en la cual el mundo está crucificado para mi, y yo para el mundo. Pues aquella suprema sabiduría, que, por así decir, floreció en la cruz, puso de manifiesto la jactancia y la arrogante estupidez de la sabiduría mundana. El conjunto maravilloso de bienes que provienen de la cruz acabaron con los gérmenes de la malicia y del pecado.

Las figuras y profecías de este leño revelaron, ya desde el principio del mundo, las mayores maravillas. Mira, si no, si tienes deseos de saberlo ¿acaso no se salvó Noé, de la muerte del diluvio, junto con sus hijos y mujeres y con los animales de toda especie, en un frágil madero?

¿Y qué, significó la vara de Moisés? ¿Acaso no fue figura de la cruz? Una vez convirtió el agua en sangre; otra, devoró las serpientes ficticias de los magos; o bien dividió el mar con sus golpes y detuvo las olas, haciendo después que volvieran a su curso, sumergiendo así a los enemigos mientras hacía que se salvara el pueblo de Dios.

De la misma manera fue también figura de la cruz la vara de Aarón, florecida en un solo día para atestiguar quién debía ser el sacerdote legítimo.

Y a ella aludió también Abrahán cuando puso sobre el montón de maderos a su hijo maniatado. Con la cruz sucumbió la muerte, y Adán se vio restituido a la vida. En la cruz se gloriaron todos los apóstoles, en ella se coronaron los mártires y se santificaron los santos. Con la cruz nos revestimos de Cristo y nos despojamos del hombre viejo; fue la cruz la que nos reunió en un solo rebaño, como ovejas de Cristo, y es la cruz la que nos lleva al aprisco celestial.