12.6.10

Libertad de espíritu (Mc 2, 23-28)

- El mandamiento más importante

"La libertad de la carne es la esclavitud del espíritu, es el pecado y la muerte; la libertad del espíritu es la sumisión y la mortificación de la carne, es la vida en Jesucristo" (Rom 8, 1-2).

"Jamás llegaremos a comprender el grado de gloria que nos proporcionará en el cielo cada acción buena, si la realizamos puramente por Dios" (SANTO CURA DE ARS. Sermón sobre la esperanza).

"En todo el bien que hacemos a nuestro prójimo, hemos de tener como objetivo el agradar a Dios y salvar nuestra alma. Cuando vuestras limosnas no vayan acompañadas de estas dos intenciones, la obra buena resultará perdida para el cielo" (SANTO CURA DE ARS. Sermón sobre la limosna).

- Ama y haz lo que quieras

"La verdadera libertad consiste en estar en gracia y ser siervos de Dios" (Rom 6, 22).

"Carlos Cardona cuenta una sugerente anécdota, que arroja luz sobre la libertad de espíritu de monseñor Escrivá. Cardona es un intelectual, de mente cultivada, que se pasa las horas embebido en libros de filosofía, de teología, de historia del pensa­miento... Le incumbe la responsabilidad de elaborar guiones doctrinales, recensiones de libros, fichas de orientación biblio­gráfica, programas de estudios teológicos... Su sorpresa es inenarrable cuando, un buen día, el propio Escrivá, tomando una iniciativa muy personalizada de «cuidado de almas», le recomienda que haga su lectura espiritual diaria, no con textos de padres de la Iglesia, ni con las obras de santo Tomás o san Agustín o santa Teresa: -Durante una temporada, Carlitos, ¿qué tal, si tienes como libro de lectura El Quijote? Te ayudará a pisar tierra, a quitarle trascendencia a lo que, de suyo, es intrascendente... y, sobre todo, te jaleará el sentido del humor" (HVT).

"(Debemos) examinar con mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros intereses, si queremos servir al Señor" (S. GREGORIO MAGNO Hom. sobre Ezequiel 2).

- Rectitud de intención

"Pureza de intención. La tendrás siempre, si, siempre y en todo, sólo buscas agradar a Dios" (Camino, n. 287).

"La pureza de intenciones no es más que presencia de Dios: Dios nuestro Señor está presente en todas nuestras intenciones. ¡Qué libre estará nuestro corazón de todo impedimento terrenal, qué limpia será nuestra mirada y qué sobrenatural todo nuestro modo de obrar cuando Jesucristo reine de verdad en el mundo de nuestra intimidad y presida toda nuestra intención!" (Ascética meditada, p. 143).

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