15.5.08

Menos mancias y más educación

Me lo encontré abandonado en la red...


La sociedad actual no carece de ideales de mejora. Lo que se echa en falta son los resortes morales para alcanzarlos. Los defectos de funcionamiento se achacan a ignorancia, remediable por una mejor información, o a falta de solidaridad hacia el prójimo, lo que exigiría estimular los buenos sentimientos. Pero en la raíz de muchos fallos se detecta el profundo debilitamiento de la voluntad, aspecto muy descuidado en la formación de hoy, como ya advirtiera, hace unos años Isaac Riera.


No cabe ninguna duda de que nuestra sociedad del bienestar, tanto en la concepción de vida que predica como en los modos de conducta que practica, influye decisivamente en la configuración de personalidades débiles. Se suele decir que nuestro gran mal es el materialismo invasor, o el egoísmo insolidario, o la enajenación de lo auténticamente humano por vivir prendidos de las cosas y de la técnica: a este análisis crítico se han dedicado muchos filósofos que crearon opinión y escuela. Todo ello es muy cierto, pero quizá no sea la diagnosis principal y más profunda.


Los hijos de esta sociedad del bienestar tenemos el alma muy débil y frágil, porque no estamos acostumbrados a soportar carencias, ni tampoco a vencernos. La voluntad se ejerce y se desarrolla cuando hay que exigirse mucho a sí mismo ante las dificultades y durezas de la vida; pero queda atrofiada cuando todo son comodidades. Y aquí está el punto central de la cuestión: no puede esperarse mucha altura moral de quienes se rigen por la ley del mínimo esfuerzo, pero esa ley nos la ha inculcado, en principios y en práctica, la sociedad del bienestar en la que estamos instalados.

La confirmación más clara de que se rehúye, por principio, ejercer la voluntad, la tenemos en la pedagogía moderna. Si analizamos los profusos programas de educación del niño, encontraremos una cantidad inmensa de objetivos y de técnicas, pero apenas se hace referencia alguna a la formación de la voluntad. Palabras tan elementales como "disciplina", "virtud" o "deber" han desaparecido por completo en el vocabulario pedagógico moderno; ocupan su lugar los términos "estímulo", "motivación", "realización", u otros parecidos.


Para mal del niño y mal de los adultos, el comportamiento "blando" al que la sociedad de bienestar nos ha habituado viene consagrado por modernos "formadores" que pretenden formar sentimientos, no formar voluntades. Gravísimo error, porque no tiene en cuenta lo que es el hombre real, y pésima pedagogía, porque considera a la persona como un puro mecanismo de tendencias olvidando que es un ser de voluntad libre y responsable.

(Autor: Antonio García-Berbel M)

Educación diferenciada



Un artículo de la prensa...

Apretar un gatillo tampoco es delito

Esta mañana veníamos juntos al trabajo en coche un reputado jurista con una larga vida (... y Dios nos lo conserve), y yo. Hemos tenido la suerte de encontrar un atasco descomunal y tardamos casi 45 minutos en llegar a nuestro destino (sí, una suerte, porque 45 minutos escuchando a mi amigo es todo un lujo)...
Hemos hablado de la vida y la muerte... intentando arreglar el mundo... Y en estas estábamos cuando sale por medio el asunto de los "informes a 12.000 euros" que se encargaban desde algunos organismos de nuestro gobierno. Cuando se han cruzado en los medios de comunicación -y en los juzgados- las acusaciones de despilfarro, malversación... ha habido un personaje público que defendió a los acusados con el gran argumento de que "encargar informes no es delíto".
¡Qué gran sentido de la justicia, y qué sentido común tiene este buen hombre! ¿Cómo va a ser delito encargar informes? Tampoco es delito apretar un gatillo. Ni es delito llevar dinero encima, o coger dinero... Ni conducir una furgoneta cargada de explosivos, o mercancías peligrosas... ¡Hay tantas cosas "buenas" que no son delito!
¡Claro que no es delito encargar informes!
No. Apretar un gatillo no es un delito... el homicidio, el asesinato, sí. Son las circunstancias... es la intención...
Manipular goma-2, explosivos, granadas de mortero... tampoco es delito. Volar un cuártel, a lo mejor sí.
No. Llevar dinero en la mano no es delito, no... pero si es del prójimo, y no lo tenemos por una liberalidad suya, quizás sea un hurto, o un robo, o una estafa... quién sabe.
No. Encargar informes no es delito. Claro que no..., pero la estafa sí que es un delito, el tráfico de influencias otro..., la malversación otro más... Vuelven a ser las circunstancias, la finalidad, la intención...

14.5.08

Sobre el "fundamentalismo"

El fundamentalismo socialista.

Actitud empresarial y solidaridad

¿Qué aporta el economista norteamericano Michael Novak? Entre otras cosas, el descubrimiento de la importancia también ética de la economía y del mercado y la necesidad de que las personas de buena voluntad entiendan este valor ético de la empresa y del mercado.
Construir una empresa significa tener inteligencia para descubrir las necesidades de la gente, ubicar los recursos para satisfacer esas demandas, los hombres capaces de trabajar la materia prima, juntar el resultado y llevarlo al mercado con un costo posible. Todo eso necesita un conjunto de virtudes, como la inteligencia, pero también prudencia, decisión, coraje, capacidad de liderar a los hombres, capacidad de constituir la empresa también como comunidad de hombres y no simplemente como comunidad de capitales o de técnica.
Necesitamos, en España, educar a una generación de jóvenes para que entiendan cómo el construir una empresa puede ser un servicio a la nación, tan grande o valioso como el del magistrado, político o filósofo. Nos falta esta idea en nuestra cultura, el convencimiento de que el trabajo de la construcción económica es tanto o más importante que el trabajo político. Entre nosotros a menudo ha predominado la idea de que la política es un servicio a la nación, y la economía, algo un poco sucio. Eso no es verdad.
Lo que Michael Novak siempre intenta explicarnos es el valor de la empresa. Lo que nosotros podemos intentar explicar a Novak es que la empresa no lo es todo. Es decir, que en primer lugar la empresa está hecha por hombres, seres humanos que son producidos en la sociedad y que las virtudes necesarias para que el mercado funcione no viven en éste, sino que se crean en la gratuidad. Hay una lógica de la gratuidad no sólo en la familia, sino también en la sociedad. El hombre tiene dignidad y ello implica que cuando sus necesidades no pueden ser satisfechas a través del intercambio de equivalentes, tiene que entrar la lógica de la gratuidad, la solidaridad. Por su dignidad tienen derecho a una ayuda los minusválidos, por ejemplo.
En el mundo hay hombres que no tienen ninguna oportunidad. Necesitamos actitud empresarial, pero también solidaridad. Hay que construir una alianza entre mercado libre y solidaridad, exactamente como hay que construir una alianza entre los valores de la persona humana y la democracia. Y hay que romper la vinculación entre mercado libre y consumismo, entre democracia y relativismo ético. Es la misma cosa en el plano económico y político.
(Fuente: Antonio García-Berbel M. Granada).

La acción del Espíritu Santo al servicio de la unidad

Audiencia del Santo Padre el miércoles 7/05/08.

El sentido de la vida

"El fin principal de nuestra vida humana es establecer una relación con la persona que nos creó y nos puso aquí.

Mientras no establezcamos esa relación todos nuestros intentos de alcanzar la felicidad (nuestra búsqueda de reconocimiento, de dinero, de poder, del matrimonio perfecto o la amistad ideal, de todo aquello en cuya búsqueda gastamos nuestras vidas) siempre se quedarán cortos, nunca satisfarán el anhelo, colmarán el vacío, calmarán la inquietud o nos harán completamente felices"

(C. S. Lewis, Mero cristiano)

La convivencia


Debemos manifestar, con realidades, un exquisito aprecio a la familia, en donde se ha de ejercer en primer término la convivencia, es decir, la acción de vivir en compañía de otro u otros. Donde tiene lugar el primero y principal trato social. Y lo mismo, trasladarlo a toda la humanidad, comenzando por nuestros más próximos. Porque es necesario aprender a convivir con todos, por encima de sus defectos, ideas y modos de ser. Desde las personas que trabajan en los bajos comerciales de nuestros edificios, si los tienen, hasta con los vecinos de los últimos pisos si el inmueble está ubicado en casas sometidas al régimen de propiedad horizontal o vertical.Gran ideal es llegar a ser personas abiertas, con capacidad de verdadera amistad con lo que ello significa y compromete.

Dispuestos siempre a comprender, disculpar y prestar de inmediato cualquier tipo de ayuda, ante la enfermedad u otra necesidad, sin esperar nada a cambio.A lo largo del día tenemos muchos encuentros esporádicos y fugaces con diversas personas. Son ocasiones idóneas para dar muestras de nuestra educación y cortesía. Es benéfico, y hasta por higiene mental, poner en práctica lo que nos enseñaron de Urbanidad y buenos modales.

También deberíamos cultivar, con dignidad, la virtud humana de la afabilidad porque nos lleva a hacer la vida más grata a quienes vemos todos los días.Son muchas las cualidades personales que facilitan y hacen posible la convivencia, entre otras: la benevolencia y la condescendencia, la gratitud, la cordialidad y la amistad, así como el respeto mutuo. Tenemos que vivir, abiertos hacia los demás; a comprenderlos, a mirarlos siempre, con una mirada que sepa encontrar la parte de bondad o positiva que existe en todos.Y muy cercana a la comprensión está la capacidad de disculpar con prontitud. Por algo se comienza.

(Fuente: Antonio García-Berbel M; estrelladigital.com)

13.5.08

La clase de religión

¿Se podrán dar clases de religión en los colegios? (Seguir leyendo...)

Cambiar la sociedad tomando la escuela

La Constitución Española en su artículo 27, reconoce el derecho a la educación junto a la libertad de enseñanza, sin primar un tipo de escuela sobre otra, según la interpretación dada por nuestra jurisprudencia. Por ello, entre otras muchas razones, a mi juicio, no se debe obligar a cursar la asignatura Educación para la Ciudadanía por su carácter adoctrinador e ideológico de esta disciplina como, también, reconoce la justicia andaluza.

Contrariamente a lo previsto en el artículo 27 de la Constitución Española (párrafos primero y tercero), y mediante un razonamiento ilógico, del párrafo segundo de ese artículo, el Gobierno, a través de Educación para la Ciudadanía pretende imponer su ideología irrumpiendo así en un espacio que no le corresponde.

Deberíamos enseñar a los jóvenes, como ha puesto de manifiesto la doctora Chaparro, el acuerdo de posturas profundamente antagónicas que se sacrificaron, durante la Transición Española, para obtener un resultado conveniente para toda la sociedad. Este encuentro de ideologías divergentes quedó fielmente reflejado en las palabras que pronunció el portavoz del Grupo de UCD, el granadino don Antonio Jiménez Blanco, en la última sesión dedicada al tema por el Pleno del Senado: "Entre ayer y hoy, queridos amigos de la Cámara, estamos enterrando, casi sin darnos cuenta tres problemas del constitucionalismo español". Se refería a los clásicos antagonismos: clericalismo-anticlericalismo; monarquía-república y enseñanza laica-enseñanza religiosa.

No es inoportuno en este sentido traer a colación el recordatorio que el profesor Alzaga hizo en el Congreso de las palabras de Miterrand: "hoy para cambiar la sociedad no es necesario tomar el Cuartel de Invierno, basta con tomar la escuela". ¿Es lo que están intentando algunas autoridades?

Acabemos, de una vez por todas, para que el derecho de las familias a la educación de sus hijos no tenga siempre el mismo enemigo: el adoctrinamiento ideológico.

(Fuente: Antonio García-Berbel M estrelladigital.com)

Apretarse el cinturón

Educación para la Ciudadanía


Urbanidad de la piedad

Mt 26, 6 “Encontrándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, se acercó a él una mujer que llevaba un frasco de alabastro lleno de un perfume de gran valor y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa. Al ver esto, los discípulos se disgustaron y dijeron: ¿A qué viene este despilfarro? Se podía haber vendido por mucho dinero y repartirlo a los pobres. Pero Jesús, conociéndolo, les dijo: ¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho una obra buena conmigo; pues a los pobres siempre los tenéis con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. Al derramar ella sobre mi cuerpo este perfume, se anticipó a mi sepultura. En verdad os digo: Dondequiera que se predique este evangelio en todo el mundo, también se contará para memoria suya lo que ésta ha hecho”.

Hay una urbanidad de la piedad —Apréndela —Dan pena esos hombres "piadosos", que no saben asistir a Misa —aunque la oigan a diario—, ni santiguarse —hacen unos raros garabatos, llenos de precipitación—, ni hincar la rodilla ante el Sagrario —sus genuflexiones ridículas parecen una burla—, ni inclinar reverentemente la cabeza ante una imagen de la Señora”(Camino, 541).

(Texto escrito sobre una octavilla Re. Era éste un tema, como tantos otros relacionados con la seriedad de la vida litúrgica, que el Autor tenía a cuore desde los comienzos de su ministerio sacerdotal. En el Cuaderno V, con fecha 14 de Marzo de 1932, hablaba de la necesidad de esta formación litúrgica en los fieles del Opus Dei:

"Ha de comenzar a instruírseles –decía– por lo que pudiéramos llamar "Urbanidad de la Casa de Dios", que realmente será nociones de Liturgia. Da pena ¡y risa! el comportamiento de muchísimos hombres piadosos en la Iglesia".

“Aristócratas del amor en el mundo”.

Pequeñeces que esconden grandeza… y no dan igual.

SC 35 “La belleza, por tanto, no es un elemento decorativo de la acción litúrgica; es más bien un elemento constitutivo, ya que es un atributo de Dios mismo y de su revelación. Conscientes de todo esto, hemos de poner gran atención para que la acción litúrgica resplandezca según su propia naturaleza”.

“Supliquemos al Señor que no olvidemos que la oración se trenza con el alma y con el cuerpo, que nos recuerde la urgencia de cuidar los gestos, la «urbanidad» de la piedad, cumpliendo y entrando a fondo en el significado de las indicaciones litúrgicas, aunque estemos cansados o secos” (Javier Echevarría, Getsemaní).

SC, 41 “Es necesario que en todo lo que concierne a la Eucaristía haya gusto por la belleza. Se debe también respetar y cuidar los ornamentos, la decoración, los vasos sagrados, para que, dispuestos de modo orgánico y ordenado entre sí, fomenten el asombro ante el misterio de Dios, manifiesten la unidad de la fe y refuercen la devoción”.

- Bostezos en misa (en la Consagración).

- Sonarse durante la Consagración.

- Bostezos en la bendición.

- Vestirse y desvestirse en el oratorio.

- Posturas más propias para tomar el sol que para adorar a Dios.

- Posturas en el cb... posturas de 'qué me estás contando', de 'ya me lo sé' o de 'qué aburrido'.

- Salir corriendo del oratorio porque suena el móvil. (Tener la elegancia de apagarlo).

- Oraciones en las que se ensaya la postura del "acoplamiento espacial".

- Puntualidad.

- Salir del oratorio en los entreactos.

En la vida de San Josemaría…

Esta necesidad de amar más y más al Señor, se traducía en una exigencia constante. En 1966, como en otras muchas ocasiones, nos persuadía: vamos a examinar el sentido sobrenatural de nuestra vida personal: si nos buscamos a nosotros mismos; si nos hemos ido acostumbrando y no damos importancia a ese encuentro con el Amor, porque, si nos vamos acostumbrando, es que empieza la decadencia del amor, de ese amor que da contenido a nuestra vida y nos hace verdaderamente eficaces” (Memoria del Beato Josemaría).

“¿Cómo era, externamente, la oración de Mons. Escrivá de Balaguer?

He tenido ocasión de contemplar su recogimiento en iglesias y en los oratorios de los Centros del Opus Dei. Me admiraba la continuidad, la atención y la piedad con que miraba de hito en hito y sin cansancio al Sagrario. Se aislaba de lo que tenía a su alrededor para dirigirse a Dios y escucharle, sabiéndose en la presencia real de Jesús, que nos preside desde el Tabernáculo, acompañado por el Padre y el Espíritu Santo. Buscaba amorosamente al Señor Sacramentado, que nos espera y que nos aguarda desde hace veinte siglos.

Su concentración interior y exterior era constante. Muchas veces requería un gran esfuerzo, pues estaba agotado por la diabetes, por el abundante trabajo, o por las contradicciones que pesaban sobre su persona.

Ha sucedido, en diversas ocasiones, que sólo por verle rezar en una iglesia, muchos sentían la llamada a mejorar su vida. Por ejemplo, en 1970, el primer día de su novena a la Virgen de Guadalupe en México, de acuerdo con el Abad de la Basílica, se colocó en el presbiterio. Cayó de rodillas y se mantuvo, más de una hora, al pie de Nuestra Madre del Cielo, poniéndola como intercesora ante la Trinidad Beatísima. Aquella oración, que se reflejaba también en su postura estática, sin ningún movimiento, con los ojos fijos en el cuadro de la Virgen, produjo inmediatamente efectos entre los fieles: se ponían también a rezar, y comentaban luego que la imagen de aquel sacerdote tan metido en Dios les había llevado a una revisión de su vida, a desear rezar con la misma fe que él.

Sólo por su modo de estar delante del Señor, se puede deducir que su oración era viva y continua, seria y convencida, atrayente: se palpaba su presencia de Dios” (Memoria del Beato Josemaría).

La disciplina

Uno de los rasgos que definen nuestra época es, sin duda, el poco o ningún aprecio que se tiene por la disciplina, tanto en los programas educativos como en la formación de las personas, incluida la educación moral y religiosa.

Parece como si padeciéramos una alergia insuperable a la disciplina.Pero el rechazo de la regla es signo claro e inequívoco del debilitamiento de la voluntad en el hombre moderno. Porque uno de los oficios principales de la voluntad es conseguir lo que jamás puede conseguir el sentimiento: poner orden en nuestro interior y en nuestro comportamiento como medio eficaz para lograr costosos objetivos.Isaac Riera nos dice que «carecer de disciplina es un obstáculo radical para el ideal de superación».
El alma de las generaciones del consumo es blanda y amorfa, sin estructura vertebrada, porque está acostumbrada a alimentarse de cosas placenteras. Vive en el mundo multicolor de las imágenes sugestivas, de la espontaneidad natural que nos pide el instinto, del ritmo frenético de las cosas y de los acontecimientos. Ese mundo desordenado en el que estamos sumergidos ha llevado también al desorden en los comportamientos. No es nada extraño que rechacemos la disciplina: no estamos acostumbrados ni estamos dispuestos a ponernos un corsé que limite nuestros actos y ordene nuestras tendencias.
Como sostenía Carl Zuckmayer, «la mitad de la vida es suerte, la otra disciplina; y ésta es decisoria ya que, sin disciplina, no se sabría por dónde empezar con la suerte».
(Autor: Antonio García-Berbel M. Publicado en El Mundo).

Buscar la sabiduría

Trabajemos para tener el manjar que no se consume: trabajemos en la obra de nuestra salvación. Trabajemos en la viña del Señor, para hacernos merecedores del denario cotidiano. Trabajemos para obtener la sabiduría, ya que ella afirma: Los que trabajan para alcanzarme no pecarán. El campo es el mundo —nos dice aquel que es la Verdad—; cavemos en este campo; en él se halla escondido un tesoro que debemos desenterrar. Tal es la sabiduría, que ha de ser extraída de lo oculto. Todos la buscamos, todos la deseamos.

Si queréis preguntar—dice la Escritura—, preguntad, convertíos, venid. ¿Te preguntas de dónde te has de convertir? Refrena tus deseos, hallamos también escrito. Pero, si en mis deseos no encuentro la sabiduría —dices—, ¿dónde la hallaré? Pues mi alma la desea con vehemencia, y no me contento con hallarla, si es que llego a hallarla, sino que echo en mi regazo una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. Y esto con razón. Porque, dichoso el que encuentra sabiduría, el que alcanza inteligencia. Búscala, pues, mientras puede ser encontrada; invócala, mientras está cerca.

¿Quieres saber cuán cerca está? La palabra está cerca de ti: la tienes en los labios y en el corazón; sólo a condición de que la busques con un corazón sincero. Así es como encontrarás la sabiduría en tu corazón, y tu boca estará llena de inteligencia, pero vigila que esta abundancia de tu boca no se derrame a manera de vómito.

Si has hallado la sabiduría, has hallado la miel; procura no comerla con exceso, no sea que, harto de ella, la vomites. Come de manera que siempre quedes con hambre. Porque dice la misma sabiduría: El que me come tendrá más hambre. No tengas en mucho lo que has alcanzado; no te consideres harto, no sea que vomites y pierdas así lo que pensabas poseer, por haber dejado de buscar antes de tiempo. Pues no hay que desistir en esta búsqueda y llamada de la sabiduría, mientras pueda ser hallada, mientras esté cerca. De lo contrario, como la miel daña —según dice el Sabio— a los que comen de ella en demasía, así el que se mete a escudriñar la majestad será oprimido por su gloria.

Del mismo modo que es dichoso el que encuentra sabiduría, así también es dichoso, o mejor; más dichoso aún, el hombre que piensa en la sabiduría; esto seguramente se refiere a la abundancia de que hemos hablado antes.

En estas tres cosas se conocerá que tu boca está llena en abundancia de sabiduría o de prudencia: si confiesas de palabra tu propia iniquidad, si de tu boca sale la acción de gracias y la alabanza y si de ella salen también palabras de edificación. En efecto, por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Y además, lo primero que hace el justo al hablar es acusarse a sí mismo: y así, lo que debe hacer en segundo lugar es ensalzar a Dios, y en tercer lugar (si a tanto llega la abundancia de su sabiduría) edificar al prójimo.

De los sermones de san Bernardo, abad (Sermón 15 sobre diversas materias: PL 183, 577-579)

Familia y economía

“Gary Becker, premio Nobel de Economía en 1992, señalaba que conservar la familia unida es una necesidad esencial porque el hogar es la base de la economía. Qué gran verdad, y más en estas fechas, en las que consecutivamente se están registrando malas noticias, de carácter económico, especialmente en la provincia de Granada. A la ralentización de la construcción y la pérdida del poder adquisitivo de las familias se unen ahora los datos del paro que no han sido precisamente positivos en el mes de abril. Por eso las políticas sociales deben ir a una para concordar la vida del trabajo de la casa y la vida laboral externa, e impedir erosionar más la economía familiar.

Los sociólogos explican con insistencia el valor que las grandes empresas están dando al trabajo en casa: están cada vez más concienciadas con esta armonización necesaria y son ahora más tolerantes respecto a las horas de entrada y salida, la duración de la jornada laboral, el lugar donde se realiza el trabajo, etc. Y esto, claro está, no por razones altruistas, sino por pragmatismo y sentido común, además de por el negocio. Porque saben que cuando no se facilita una conciliación entre la vida profesional y la familiar, al final se está dañando a todos; y, sobre todo, se pone a las mujeres ante la disyuntiva de dejar el trabajo, antes que arriesgarse a perder al marido y a los niños.

Es de Nuria Chinchilla, economista española, la siguiente expresión: "Decir 'yo trabajo para la familia' a veces es un engaño. El trabajo siempre es instrumental, y si te pasas la vida trabajando para comprar una casa, otra casa, otro auto, una lancha y no estás con tus hijos ni con tu mujer o marido, entonces es un engaño''. Creo que acierta plenamente”.

(Fuente: Antonio García-Berbel M, confidencialdigital.com 12/05/08)

12.5.08

Las claves del éxito

He tenido la suerte de caer enfermo y pasar unos cuantos días en la cama, justo ahora que tenía mucho trabajo… Sí ha sido una suerte, porque he podido leer tres libros imponentes:

- El corazón, de Dietrich von Hildebrand (el autor debe ser inteligentísimo, pero yo no he entendido nada: un lenguaje filosófico al más alto nivel… muy interesante, pero para especialistas. Pero me lo he acabado…).

- El libro de los Proverbios (de un Autor mucho más inteligente que el anterior, y que además se hace entender, y vaya si se hace entender. ¡Que sentido común, Dios mío!)

- El mejor libro de autoayuda de todos los tiempos, de José Ballesteros.


Aquí está el cuadro-sinóptico que hace el autor al final del libro. Aquí está.


Ley del éxito

Evangelio

I. Todo comienza en tu mente

Ley del control

Para llegar a dirigir y escribir el guión de nuestra propia vida debemos controlar lo que pensamos (nuestra comunicación interior), pues aquello que pensamos sobre cualquier cosa determinará nuestro sentimiento y éste nuestra acción/comportamiento

Mt 15, 11; Mt 15, 19; Mc 7, 15-23

Ley de la correspondencia

Lo que pasa en el exterior es una correspondencia de lo que nos pasa dentro de nosotros mismos. Nuestro mundo exterior de relaciones es un fiel reflejo de cómo estamos po dentro.

Mt 6, 22-23; Mc 4, 24; Lc 6, 41-44

Ley del desarrollo personal

La fortuna que usted consiga durante su vida erá en proporción directa con el grado de desarrollo personal y profesional que alcance.

Lc 6, 22-23; Lc 6, 45; Lc 8, 16-17; Lc 8, 18.

Preocupaciones

El 40% nunca pasarán.

El 30% ya han sucedido

El 12% son sobre la salud sin fundamento ninguno.

El 10% son diversas y no conducen a nada.

Mc 6, 47-52; Mc 8, 1-9; Mt 6, 34; Mt 11, 28-30; Mt 14, 24-33; Mt 28, 20; Lc 12, 22-31; Lc 17, 21; Jn 21, 6-11; Cor 1, 10-13.

II. Lo que creas es lo que atraes

Ley de la fuerza de las creencias

Aquello en lo que creas firmemente se producirá en tu vida. William James: la creencia es la creadora del hecho real. Henry Ford: “tanto si cree que puede, como si cree que no puede, está en lo cierto”.

Mt 9, 29; Mt 17, 20-21; Mt 21, 21-22; Mc 11, 23; Lc 17, 6; Jn 14, 12.

Ley de las expectativas

Todo lo que esperes con certeza e intensidad se convertirá en una profecía que se cumple. La autoexpectativa (efecto galatea) es el determinante de tu logro. Fuentes de las expectativas: los padres, los jefes, el cónyuge, hijos, empleados y uno mismo

Mt 7, 7-8; Mc 4, 24; Rom 8, 15-18

Ley de la atracción

Somos imanes vivientes, atraemos a las personas y circunstancias que están en armonía con nuestros propios pensamientos y creencias. Se basa en el principio de resonancia. Cuanta más carga emocional ponemos más vibración transmitimos y mayor rapidez en atraer hacia nosotros las circunstancias y personas que nos ayudarán a conseguir lo que queremos.

Mt 7, 7-8; Mt 7, 12.

Principio de globalización

Una cosa atrae a la otra, las circunstancias se atraen. Todo el universo conspira para ayudarle a lograr el objetivo que se marque.

Mt 7, 11; Rom 8, 15-18

Ley de la abundancia

Hay suficiente para todos. No existe tal cosa como la escasez en esta vida. Por eso las personas de éxito dicen que cualquiera puede alcanzar lo que ellos han alcanzado si realmente lo quiere.

Mt 10, 9-10; Mc 6, 33-34; Mc 14, 3-9; Lc 6, 38; Jn 6, 5-13

III. No basta con creer, hay que hacer

Ley de la causa y el efecto

Todo tiene una causa específica. Si existe un efecto que quieres alcanzar, observa cuáles son sus causas, reprodúcelas con toda su intensidad y repítelas, de forma que se producirá tal efecto deseado.

Mt 7, 7-8; Lc 6, 37-38; Lc 6, 44; Lc 11, 9-10; Jn 15, 2.

Ley de la siembra y la recogida

Obtienes lo que siembras. Todo lo que sucede en tu vida viene marcado por lo que piensas: tu comunicación interior y de ahí a lo que haces provoca unos resultados multiplicados.

Mt 25, 14-30; Lc 6, 43-45; Lc 8, 18; Lc 13, 6-9; Lc 19, 11-27; Jn 15, 2; Gal 6, 7

Ley de la aceleración acelerada

Mientras más rápido e intensamente te muevas hacia tu meta, más intensamente se moverá esta hacia ti.

Mc 13, 12; Mt 25, 29; Lc 8, 18; Lc 19, 26.

Ley del magnetismo

Cuanto más éxito tengas en tu vida, más éxitos atraerás.

Mt 13, 12; Mt 25, 29; Lc 19, 26.

IV. Sólo el que persevere lo consigue

Ley de la perseverancia

Cuanto más importante es algo que queremos conseguir, más perseverantes deberemos ser.

Mt 24, 13; Lc 18, 2-8; Lc 24, 44 y 46

Ley de la acumulación

Cada gran logro en la vida es el resultante de la acumulación de esfuerzos y sacrificios pequeños que muchas veces son difíciles de apreciar a simple vista.

Mc 12, 41-44; Lc 16, 10

Ley de la perspectiva del tiempo

Las personas más exitosas en cualquier sociedad son aquellas que toman decisiones con mucho tiempo de anticipación

Mt 24, 42-51; Mt 25, 1-13

Ley de los talentos

Dedícate a aquello que te apasiona y tendrás éxito. Toda persona ha nacido con uno o varios talentos específicos, elige tu propósito vital en función de estos y serás feliz alcanzando lo que te propongas en esa actividad acorde a tus talentos.

Mt 25, 29-30; Lc 12, 39-48; Lc 12, 48; Lc 19, 26; Pe 4, 10.

Ley del kilómetro extra

El único medio seguro para alcanzar el éxito es prestar más y mejores servicios de los que se esperan de ti, sin importan cuáles puedan ser las tareas

Mt 5, 39-42. (Toda la vida de Jesús es un ejemplo de esta ley).

Ley de la gratificación retardada

Todo logro conlleva un sacrificio, y al conseguirlo es cuando podemos premiarnos. Hacerlo antes nos resta energías y motivos para perseverar en la consecución del mismo.

Todo el mensaje de Jesús contiene esta ley: la esperanza en la vida eterna. Gracias a la esperanza en la vida eterna el cristiano está dispuesto a muchos sacrificios.

El poder del compromiso

Una mujer embarazada es el mejor ejemplo del compromiso. No se puede estar un poco o un mucho embarazada, sino embarazada o no. Igual pasa con el compromiso: o se está o no se está.

Lc 9, 62; Lc 14, 33.


Los hombres también rezan... y dan gracias

Conrad Hilton, extraordinario empresario, creó la gran cadena de hoteles Hilton, presente hoy día en casi todo el mundo. Católico practicante, ponía gran parte de la responsabilidad de su éxito en el poder de la oración. Él rezaba e iba a misa cada día.

Hay una anécdota que relatan Charles A. Poissant y Christian Godofroy en su libro Los hombres más ricos del mundo.

Conrad Hilton y su equipo, después de agotadores meses de esfuerzo y negociaciones, por fin consiguieron comprar el Waldorf Astoria de Nueva York, un hotel espléndido.

Hilton se ocupaba personalmente de despertar a todo su equipo cada mañana a las seis para ir a la catedral de San Patricio en pleno corazón de Manhattan a rezar durante media hora. Todos lo hacían, incluso los no católicos. Señalan que un colaborador comentaba que “cuando Conrad Hilton reza para obtener algo, lo obtiene. ¡Tal vez porque no olvida nunca agradecer tan calurosamente como pidió!”.

Al terminar la negociación, ¡Hilton volvió a despertar a su equipo al día siguiente a la misma hora! Y cuando, reunidos en el hall del hotel, algunos protestaron, Hilton les explicó: “uno no puede rogar por obtener algo que desea y después olvidar decir gracias cuando lo obtiene. ¡Vamos!”

(Fuente: José Ballesteros, El mejor libro de autoayuda de todos los tiempos, p. 88).

Laissez faire escolar

Someter la enseñanza a la ley de la oferta y la demanda tiene claras ventajas. Introducir la competencia permite a las familias valorar y elegir los colegios según sus resultados, lo que estimula la calidad.
En la práctica de algunos países, cuando se ha abierto la mano a a partir de una situación previa de imposibilidad de elegir escuela, ha resultado una diversidad menor de la que cabría esperar. La razón parece ser que entonces los centros empiezan a competir por un aumento "marginal" de alumnos, en lugar de redefinirse para adquirir un estilo propio y así hacerse con un "nicho" de mercado. De modo que, en vez de surgir escuelas caracterizadas por los idiomas, o un tipo de formación moral, u otras especialidades adecuadas a las diversas preferencias de las familias, los centros rivalizan en calidad dentro de una misma configuración "clásica" de la enseñanza.
No es poca ganancia; pero también podemos ver algún inconveniente. Si todos los centros compiten en lo mismo se producirá una jerarquía en la que los de mejor reputación acabarían seleccionando a sus alumnos, y no al revés. Sin embargo, esta situación no tiene por qué darse siempre, y probablemente aumentará la varidedad de escuelas a medida que se vaya extendiendo la libertad de elección. Al fin y al cabo, ese problema es propio de los comienzos, ya que los colegios, al enfrentarse de pronto con la concurrencia, no pueden arriesgarse a hacer experimentos.
Por otra parte, la libertad no se compagina con el uniformismo. No se debe olvidar que la mayoría de las innovaciones pedagógicas han surgido precisamente en la enseñanza privada. Basten como ejemplos las escuelas Piaget o Montessori. A la larga, la pugna por ofrecer a los padres idearios atractivos y calidad tendrá el efecto de estimular la diversificación, pues cada escuela tenderá a definirse por algo especial que la haga preferible para un tipo de familias.

(Fuente:Antonio García-Berbel M Semanario Alba)

Los silencios de Dios

Cuenta una antigua leyenda noruega la historia de un hombre llamado Haakon, quien cuidaba una hermita. A ella acudía gente a rezar con mucha devoción.

En esta ermita había una cruz muy antigua. Muchos acudían allí para pedirle a Cristo algún milagro. Un día el ermitaño Haakon quiso pedirle un favor. Lo impulsaba un sentimiento generoso. Se arrodilló ante la cruz y dijo:

- Señor, quiero padecer por ti. Déjame ocupar tu puesto. Quiero reemplazarte en la Cruz.

Y se quedó fijo con la mirada puesta en la figura, como esperando una respuesta.

El Señor abrió sus labios y habló. Sus palabras cayeron de lo alto, susurrantes y amonestadoras:

- Siervo mío, accedo a tu deseo, pero ha de ser con una condición.

- ¿Cuál, Señor? – preguntó con acento suplicante Haakon-. ¿Es una condición difícil? ¡Estoy dispuesto a cumplirla con tu ayuda, Señor!

- Escucha, suceda lo que suceda, y veas lo que veas, has de guardar silencio siempre.

- ¡Os lo prometo, Señor!

Y se efectuó el cambio. Nadie advirtió el trueque. Nadie reconoció al ermitaño, colgado con los clavos en la cruz. El Señor ocupaba el puesto de Haakon. Y éste por largo tiempo cumplió el compromiso. A nadie dijo nada.

Pero un día llegó un rico que, después de haber rezado, dejó allí olvidada su cartera. Haakon lo vio y calló. Tampoco dijo nada cuando un pobre, que vino dos horas después, se apropió de la cartera del rico. Ni tampoco dijo nada cuando un muchacho se postró ante él poco después para pedirle su gracia antes de emprender un largo viaje. En ese momento volvió a entrar el rico en busca de su bolsa. Al no hallarla, pensó que el muchacho se la había apropiado. El rico se volvió al joven y le dijo, iracundo:

- ¡Dame la bolsa que me has robado!

El joven, sorprendido, replicó:

- ¡No he robado ninguna bolsa! Afirmó el muchacho.

- ¡No mientas, devuélvemela enseguida!

- ¡Le repito que no he cogido ninguna bolsa!

- El rico arremetió furioso contra él.

Sonó entonces una fuerte voz:

- ¡Detente!

El rico miró hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon, que no pudo permanecer en silencio, gritó, defendió al joven, increpó al rico por la falsa acusación. Éste quedó anonadado, y salió de la ermita. El joven salió también porque tenía prisa para emprender su viaje.

Cuando la ermita quedó a solas, Cristo se dirigió a su siervo y le dijo:

- Baja de la cruz. No sirves para ocupar mi puesto. No has sabido guardar silencio.

- Señor –dijo Haakon- ¿cómo iba a permitir esa injusticia?

Se cambiaron los lugares. Jesús ocupó la cruz de nuevo y el ermitaño se quedó ante la cruz. El Señor siguió hablando:

- Tú no sabías que al rico le convenía perder la bolsa, pues llevaba en ella el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre, por el contrario, tenía necesidad de ese dinero e hizo bien en llevárselo; en cuanto al muchacho que iba a ser golpeado, sus heridas le hubiesen impedido realizar el viaje que para él resultaría fatal. Hace unos minutos acaba de zozobrar el barco y él ha perdido la vida. Tú no sabías nada. Yo sí. Por eso callo.

Y el Señor nuevamente guardó silencio.

(Fuente: José Ballesteros, El mejor libro de autoayuda de todos los tiempos)

"Las únicas cosas que podemos guardar son aquellas que le damos libremente a Dios. Las que intentamos guardarnos para nosotros mismos son justamente las que con toda seguridad, perderemos".

(C. S. Lewis, Mero Cristiano)

11.5.08

Apostar por la bondad

Sin duda alguna que sería muy formativo proponerse, cada día, ser mejores ciudadanos, políticos, profesionales, padres, hijos, maestros, estudiantes, vecinos civilizados que practican los buenos modales. En definitiva, ser mejores personas.Todos tenemos algo de bueno. El problema no es la inexistencia de los valores familiares y cívicos, sino una falta de voluntad para ejercerlos.
No es justo rehuir la oportunidad que gozamos cada día de redescubrir nuestros talentos y ponerlos al servicio de los demás.Si lo tenemos a bien, podemos adoptar la propuesta que realizó un día de su cumpleaños el Papa Juan Pablo II, ya en el cielo. Ante el jolgorio de un grupo de niños que le felicitaban a su manera, prometió «ser más bueno».
Es muy fácil apostar por la solidaridad, la integración racial, la paz, la libertad de expresión, el desarme nuclear, la acogida de los inmigrantes. Son temas de brindis, tan socorridos como inofensivos. Pero apostar por la bondad, eso es ya otro cantar. En la bondad queda implicado uno mismo, que -a poco que se conozca- quedará espantado ante tamaña promesa. Y, sin embargo, uno en el fondo no puede renunciar a ser más bueno.
Es lo que decimos siempre a los niños: «¿Ya eres bueno?». Como si fuera el compendio de todos los consejos que se les pueden dar.Un buen compromiso sería dejar de «ir de malos» por la vida. ¿Cómo? A título de ejemplo: esforzándonos, diariamente, por ser justos; siendo consecuentes con nosotros mismos al reconocernos imperfectos y a la vez sentirnos en la necesidad de corregir nuestros errores y tener el propósito de jamás sembrar cizaña. Es decir, causar malestar con comentarios que pretenden enfrentar a dos o más personas.
(Autor: Antonio García-Berbel M).
"Las riquezas no dan la virtud, sino que la virtud da las riquezas, y todos los otros bienes, tanto al individuo como al Estado".
(Platón, Apología de Sócrates)
"Para tener más, primero debes ser más"

(Goethe)

9.5.08

Fe y humildad


(El peligro) Dos grandes enemigos de la vida sobrenatural que, unidos, provocan desquiciamientos y catástrofes en la vida de muchas personas:

1. La falta de fe (no-confianza en Dios).

2. La soberbia (desmedido amor de uno mismo, acompañada normalmente de un profundo desconocimiento propio).

Son dos grandes enemigos que Impiden la actuación divina en un alma.

- como un árbol que no recibe la sabia de la tierra.

Imposibilitan el desarrollo de algunas virtudes fundamentales (como la fortaleza, que es un don -regalo- del Espíritu Santo)..

- como un coche sin motor.

Facilitan el egotismo. Si no necesito a nadie y yo sólo puedo alcanzar las metas que me propongo, viviré centrado en mi.

Desaparecen del horizonte vital los ideales trascendentes y la vida queda coja.

A medio plazo uno queda sumido en el aislamiento que produce el toparse de repente con el propio vacio interior y la propia mediocridad.

(El remedio) Una sólida vida de piedad (la virtud de la religión puesta en práctica, a diario).

No se puede caminar por esta vida en solitario. Necesitamos guías y maestros que nos orienten y re-orienten. Y necesitamos el perdón de Dios por nuestras -muchas veces- continuas equivocaciones.