6.5.08

En la recta final

“Me duelen las almas”. La inquietud de nuestro Padre, que se agarraba la cabeza y decía “no entiendo cómo no me estalla la cabeza y el corazón”.

“Para que estuvieran con el y enviarlos a predicar”. Aquí está el orden de la elección.

La clave del apostolado: estar con Dios, ser contemplativos, vivir en oración continua, tener una necesidad profunda de la misa y la comunión.

“Llevarle a Él”. Hacemos su apostolado.

Necesitamos “estar con Él”.

Nos llegan imputs continuamente para que hagamos más... Lo primero que tenemos que hacer es intensificar la vida interior, cuidar la calidad de nuestra vida de piedad.

Una persona que no rece, que sea poco piadosa, es poco apostólica, aunque tenga muchos amigos. Es como una lámpara bonita, pero sin cable: no alumbra, sólo adorna.

“Es la manifestación exacta, adecuada, necesaria, de la vida interior. Cuando se paladea la vida interior se siente el peso de las almas”.

En una visita de San Josemaría a Argentina pidió un número grande de vocaciones. Les dijo que llegarían si todos los de cr se proponían hacer todas las Normas en el oratorio. Lo hicieron y llegaron las vocaciones.

No nos tienen que perseguir para que seamos apostólicos. No nos pueden obligar... Si uno se siente obligado es que no se mueve en el escenario del amor de Dios.

Pedir a Dios que tengamos explicaderas y, los demás, entendederas.

La multiplicación de los panes y los peces. Mt. "Estamos en un descampado... Despide a la gente que vayan a comer... No hace falta que se vayan. Dadles con vosotros de comer... (sentido del humor de Jesús)...". Se cumple literalmente el darles ellos de comer. En sus manos se multiplican los panes y los peces.

A nosotros nos dice: “decídselo vosotros”... lo que Cristo nos dice en nuestra oración.

(
Comentario de la carta 29/04/08).

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