
Hay una anécdota que relatan Charles A. Poissant y Christian Godofroy en su libro Los hombres más ricos del mundo.
Conrad Hilton y su equipo, después de agotadores meses de esfuerzo y negociaciones, por fin consiguieron comprar el Waldorf Astoria de Nueva York, un hotel espléndido.
Hilton se ocupaba personalmente de despertar a todo su equipo cada mañana a las seis para ir a la catedral de San Patricio en pleno corazón de Manhattan a rezar durante media hora. Todos lo hacían, incluso los no católicos. Señalan que un colaborador comentaba que “cuando Conrad Hilton reza para obtener algo, lo obtiene. ¡Tal vez porque no olvida nunca agradecer tan calurosamente como pidió!”.
Al terminar la negociación, ¡Hilton volvió a despertar a su equipo al día siguiente a la misma hora! Y cuando, reunidos en el hall del hotel, algunos protestaron, Hilton les explicó: “uno no puede rogar por obtener algo que desea y después olvidar decir gracias cuando lo obtiene. ¡Vamos!”
(Fuente: José Ballesteros, El mejor libro de autoayuda de todos los tiempos, p. 88).
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