25.12.07

Cómo vivir la Navidad en familia

¿CÓMO VIVIR LA NAVIDAD EN FAMILIA?


A) Vivir bien el Adviento (tiempo de esperanza y de espera activa):

1. Colocar en una zona visible la llamada "corona de adviento": una corona formada por ramas de pino o de abeto, decoradas con cintas navideñas de color rojo, y con cuatro velas (se encienden a medida que avanzan los domingos: una el primero, dos el segundo, y las cuatro el cuarto domingo de adviento). Esto recuerda a los hijos que se va acercando la Navidad.

2. Poner un montón de paja junto a la cuna vacía donde se colocará el Niño Jesús el día de Navidad. Explicar a los hijos que cada vez que hagan un pequeño sacrificio o una buena obra por Jesús, pongan un poco de paja del montón en la cuna, para que cuando llegue el día 25, el Niño esté cómodo en esa familia. Ponerles ejemplos de pequeños sacrificios: hacerse la cama, ayudar a recoger los platos, bajar la basura, coger el teléfono, obedecer a la primera, renunciar a alguna golosina, etc.

B) Vivir algunos detalles que recuerden la Navidad (tiempo festivo):

1. Crear un ambiente Navideño en la casa mediante una decoración sencilla. Que participen todos recortando papel de colores con motivos Navideños (la estrella de Navidad para guiar a los reyes, ángeles con trompetas, coronas de los tres Reyes Magos, pastores, el Belén, etc.). Es más formativo que lo hagan los hijos (aunque convendrá comprar algún adorno navideño).

2. Montar el tradicional belén o pesebre de Navidad. Pueden instalarse varios belenes en la casa: que los pequeños construyan el suyo con figuras de papel coloreadas. El belén familiar puede colocarse en la sala de estar o en un lugar principal.

3. Enseñar a los hijos a hacer oración delante del belén: que procuren "hablar" con Jesús, con la Virgen, con San José. Que aprendan de la humildad y la pobreza de Jesús. Que sepan hacer actos de amor.

4. Leer juntos, delante del belén, los pasajes del Evangelio en los que se relata el nacimiento de Jesús: el edicto del César, viaje hasta Belén, nacimiento… o, mejor todavía, relatarlo o narrarlo como si fuera un cuento, pero dejando claro que se trata de una historia real.

5. Que los hijos piensen qué le pueden regalar al Niño Jesús estas navidades: portarse bien, obedecer a la primera, cumplir los encargos, etc.

6. Explicarles que las luces de la calle, la decoración de las tiendas y tantos adornos más son como un eco de aquella alegría que experimentaron los pastores ante el anuncio de los ángeles: “os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo”.

7. La razón de la alegría de esos días es un motivo religioso: que "hoy os ha nacido un salvador, que es el Cristo Señor" (Luc. 2, 11). Dios está más cerca de nosotros que nunca. Podemos acercarnos a Él sin miedo, porque el Niño Dios sólo puede despertar cariño y afecto. Si los hijos entienden bien esto, su alegría no dependerá ni de los regalos ni de cosas materiales.

8. Esos días la gente quiera hacer cosas buenas y portarse mejor: no es un sentimiento puramente emotivo o filantrópico; esa cercanía de Dios, que rememoramos cada Navidad, ha traído realmente muchas gracias para toda la humanidad, despertando en todos esos deseos de mejorar y de hacer el bien.

9. Es muy conveniente cantar los villancicos navideños tradicionales en familia, todos juntos. Las letras de esas canciones tan populares ayudan a entender muy bien la Navidad y a manifestar con sencillez el cariño hacia el Niño Dios. Si se cantan con frecuencia, lo normal será que los hijos acaben aprendiendo de memoria la letra de esos villancicos, pero, no obstante, es bueno disponer de "cancioneros" con las letras de los más populares.

10. Lógicamente, el día de Navidad es bueno preparar una comida especial, como manifestación de la alegría que todos sienten, para que también así entre "por los ojos" la importancia de esa fiesta.

11. Hablar con los hijos del ambiente de la Familia de Nazaret, para intentar "reproducirlo" en el propio hogar, concretándolo en detalles de servicio, etc.

12. Para conseguir que sean días de Navidad, y no unas simples vacaciones de invierno, es importante realizar algunas actividades que recuerden el sentido religioso de estas fiestas: tiempo para visitar enfermos, familiares solitarios o ancianos, etc. La Navidad no es sólo un tiempo para pasarlo bien, sino, sobretodo, para hacer el bien a los demás, movidos por el amor de Jesús.

13. El nacimiento de Jesús en Belén nos recuerda que el primer regalo que hemos recibido de Dios es haber nacido en una familia, tener un padre, una madre y unos hermanos. Los días de Navidad han de ser ocasión de una más intensa vida familiar. Que todos se esfuercen por cuidar algún pequeño detalle: puntualidad en las reuniones de familia (comidas, etc.), esfuerzo por conseguir un ambiente agradable, etc.

14. Puede ser interesante ver toda la familia algún vídeo o película que transmita valores positivos relacionados con la Navidad.

15. Asistir a alguna representación de belenes “vivientes”: facilitan mucho la piedad de pequeños y grandes. O visitar exposiciones de belenes, etc.

16. La tradicional "carta a los Reyes Magos" puede fomentar la generosidad de los hijos: hacerles ver que pueden pedir cosas para los demás hermanos, para toda la humanidad (por la paz del mundo, los enfermos, los pobres, etc.); o incluso entregar parte de sus juguetes para niños/as pobres que no pueden comprarlos.

17. Entregar la carta al "paje", ir a ver la "cabalgata", etc., no tiene nada de malo. La infancia debería ser un tiempo feliz y algo mágico, pero evitando gastos desproporcionados. A medida que los hijos crecen, conocerán "quiénes son los reyes", etc., y vivirán cada Navidad con la misma ilusión, porque lo principal sigue en pie: celebramos, con alegría, el nacimiento del Niño Dios.

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