26.12.07

El amor de Dios por nosotros

El amor de Dios por nosotros

Dios es Amor, y todos sus actos son fruto de ese Amor. Dios no se cansa de salir a nuestro encuentro a pesar de que a veces le rechacemos o miremos hacia otro lado.

En esto se manifestó entre nosotros el amor de Dios; en que Dios envió a su Hijo Unigénito al mundo para que recibiéramos por él la vida. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo como víctima propiciatoria por nuestros pecados (1 Jn 4, 9-10).

En la muerte Cristo nos ha amado hasta el extremo de seguir buscándonos incluso cuando le ofendemos o le rechazamos (cfr. Jn 13, 1). La Eucaristía es la presencia sacramental de Cristo que desea a vivir en nosotros y con nosotros por Amor.

Hemos de ver en las dificultades, en las enfermedades el cariño de Dios que nos purifica para podernos unir a Él, y que cuenta con nuestra colaboración para ganar almas para el Cielo. Cuando ames de verdad la Voluntad de Dios, no dejarás de ver, aun en los momentos de mayor trepidación, que nuestro Padre del Cielo está siempre cerca, muy cerca, a tu lado, con su Amor eterno, con su cariño infinito (Forja, n. 240).

Como el Padre me amó, así os he amado yo. Permaneced en mi amor (Jn 15,9). Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1 Jn 4, 16). Toda nuestra vida cristiana se apoya en el amor Dios y lleva a corresponderle con un amor desinteresado, libre, personal, total. Por otro lado, el Señor nos ha mostrado una especial predilección eligiéndonos para la Obra. No sé qué te ocurrirá a ti..., pero necesito confiarte mi emoción interior, después de leer las palabras del profeta Isaías: "ego vocavi te nomine tuo, meus es tu!" —Yo te he llamado, te he traído a mi Iglesia, ¡eres mío!: ¡que Dios me diga a mí que soy suyo! ¡Es como para volverse loco de Amor! (Forja, n. 12).

No hay comentarios: