¿Razones para vivir la alegría? Sentirnos hijos de Dios; hijos, además, de la madre del Cielo. Y no entristecernos por nuestros propios errores, que hemos de procurar corregir, luchando humildemente; sin entristecernos tampoco por los errores de los demás, puesto que con el ejemplo y la oración, les ayudamos a vencer en la lucha ascética.
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