Dentro de unos días celebraremos la fiesta de la Inmaculada Concepción de María.
Si tú y yo hubiéramos podido elegir a nuestra madre de la tierra, seguramente habríamos escogido a la misma que tenemos, pero quizás adornándola con alguna virtud más, o quitándole algún defecto. Dios, como es infinitamente todopoderoso, creó a su Madre como quiso. Y la adornó con todas las perfecciones, dones y virtudes que ninguna persona ha podido imaginar. La Virgen María es la mujer más perfecta de la Creación, la chica más guapa que jamás han podido ver unos ojos humanos.
Así es Santa María. Los cristianos estamos muy orgullosos de tener una Madre como la Santísima Virgen.
¡Cómo nos gustaría parecernos un poco a Ella! Pues, vamos a pedirle ayuda. Ahora la invocamos, la llamamos como unos hijos que necesitan de su madre:
Santa María, Madre, Mamá auténtica… mírame aquí delante de Ti. Tú tienes todas las virtudes que yo necesito. Ayúdame a ser una chica realmente valiosa. Que no me conforme con la mediocridad.
Tú tienes toda la gracia de Dios. Ayúdame a que yo no la pierda nunca.
Tú no necesitabas el sacramento de la confesión. Yo sí. Ayúdame a valorarlo.
Tú no sabes lo que es el pecado. Yo sí. Ayúdame a aborrecerlo con todas mis fuerzas y a que aparte de mi vida todo lo que me pueda apartar de Jesús.
Tú eres el modelo de mujer que yo quiero ser.
Tú vives ahora con Dios Padre, con Jesús, con el Espíritu Santo, con San José, con todos los santos, rodeada de millones de ángeles… Eres la mujer más feliz del mundo. ¡Has conquistado el Cielo! Que no me olvide ningún día de que yo también estoy en la tierra para ganarme el Cielo.
Tú ya no tienes tentaciones. Yo sí, muchas. Ayúdame a vencerlas todas y a que sepa pedir perdón a Dios y no desanimarme si me porto mal.
Yo no soy perfecta. Ni quiero serlo. Quiero ser feliz en este mundo y después en el Cielo, contigo.
Tú nos quieres a todos porque eres Madre. Dame un corazón como el tuyo, para que sepa olvidar, perdonar, y hacer siempre el bien a los que están a mi lado”.
Jesús, que estás en el altar, gracias porque tenemos una Madre como La Virgen. Ayúdanos a parecernos cada día más a Ella.
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