25.10.08

Generosidad

1

Mt 22, 34-40

2

16 de febrero de 1932: + Hace unos días que estoy bastante acatarrado, y eso era ocasión para que mi falta de generosidad con mi Dios se manifestara, aflojando en la oración y en las mil pequeñas cosas que un niño —y más un niño burro— puede ofrecer a su Señor cada día. Yo me venía dando cuenta de esto y de que daba largas a ciertos propósitos de emplear mayor interés y tiempo en las prácticas de piedad, pero me tranquilizaba con el pensamiento: más adelante, cuando estés fuerte, cuando se arregle mejor la situación económica de los tuyos... ¡entonces! —Y hoy, después de dar la sagrada Comunión a las monjas, antes de la santa Misa, le dije a Jesús lo que tantas y tantas veces le digo de día y de noche: [...] “te amo más que éstas”. Inmediatamente, entendí sin palabras: “obras son amores y no buenas razones”. Al momento vi con claridad lo poco generoso que soy, viniendo a mi memoria muchos detalles, insospechados, a los que no daba importancia, que me hicieron comprender con mucho relieve esa falta de generosidad mía. ¡Oh, Jesús! Ayúdame, para que tu borrico sea ampliamente generoso. ¡Obras, obras!

3

Nos encontramos por el hall del edificio principal del colegio. Le pregunto: “¿Qué necesitas?”

Responde: “Yo no necesito nunca nada. Yo sólo doy”.

4

Estamos en la cultura del yo: concentrado sobre sí mismo, y rompiendo lo que es la persona humana; porque en cambio, cuanto más nos centramos en los demás, más les comprendemos.

Allí donde hay un gran “yo”, hay cada vez “tus” más pequeños (y más psiquiatras, de paso). ¿Dónde está la salida a este gran problema? En la medida en que la persona se despreocupa de sí, se preocupa del otro; si hacemos crecer a las personas que nos rodean, nosotros crecemos con ellas. Si ponemos a los demás por debajo del yo, el yo acabará siendo enfermizo.

(A. Polaino, ABC 24/11/05).


5

Condal.

Entrenador del equipo de fútbol.

Cada mes cobra un “sueldo”. Y cada mes lo daba para el Club.

Proponen “no pagarle”. Y dice que no: quiere cobrar y darlo.

6

Noticia del Marca 25/10/08

Rafa Nadal. Entrega a una fundación el último premio que ha ganado (50.000 euros).

7

Proverbio.

“El que se contempla a sí mismo, no resplandece”.

8

Dice una antigua leyenda china que un discípulo preguntó al Maestro: “¿Cuál es la diferencia entre el cielo y el infierno?” El maestro le respondió: “Es muy pequeña, sin embargo tiene grandes consecuencias. Ven te mostraré una imagen de cómo es el infierno”. Entraron en una habitación donde un grupo de personas estaba sentado alrededor de un gran recipiente con arroz. Todos estaban desesperados y hambrientos. Cada uno tenía una cuchara tomada fijamente desde su extremo, que llegaba hasta la olla. Pero cada cuchara tenía un mango tan largo que no podían llevársela a la boca. La desesperación y el sufrimiento eran terribles. Ven, dijo el Maestro después de un rato. Ahora te mostraré una imagen de cómo es el cielo. Entraron en otra habitación, también con una olla de arroz. Había otro grupo de gente, las mismas cucharas largas… pero allí todos estaban felices y alimentados. “¿Por qué están tan felices aquí, mientras son desgraciados en la otra habitación, si todo es lo mismo?” Como las cucharas tienen el mango muy largo, no pueden llevar comida a su propia boca. En una habitación están todos desesperados en su egoísmo, y en la otra han aprendido a ayudarse unos a otros.

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