20.4.08

Caridad

Caridad

Los amó hasta el extremo. Sabiendo que a Dios volvía, se levantó... Lavatorio de los pies. Se sentó de nuevo... También vosotros os debéis lavar los pies... Seréis dichosos.

¿Entendéis? Permanece esta palabra hoy. Es una pregunta actual.

Nosotros, con tantos medios de formación y oración... ¿entendemos?

San Juan lo cuenta con asombro y detalle, como una gran liturgia hecha por Jesús.

El discípulo no es menos que el maestro.

Seréis dichosos. Aquí está la piedra de toque de la felicidad. Esta pregunta es decisiva.

Servir.

Verdadero y auténtico cariño. Cambiar lo que haya que cambiar. No hay carácter irreversible.

Yo he de servir. Y si soy así, cambio...

No podemos tener un libro de instrucciones.

Hemos de querernos cada vez más.

El mundo es el mundo de la despreocupación por los demás. 'A lo tuyo' 'Cada uno a su bola'... Lenguaje que deja traslucir el alejamiento de Dios.

Nos sujetamos unos a otros. Nos lavamos los pies y lo que haga falta.

El mandamiento nuevo tiene que ser lo que reine en nuestra casa. La ley de la casa es la ley del amor.

Nos sacrificamos por los demás con gusto.

Don Álvaro en Solaviella, una vez le planteron ver las olimpiadas... Uno le dijo: “Padre es la hora...”. “Menos mal”, se le oyó bajito...

No tengo el derecho de que las cosas se hagan a mi gusto.

Hay gente que en la tertulia o habla o duerme.

Conocer la vida de los demás. A veces ocurren cosas que no pasan ni en una pensión.

No engancharnos por cuestiones políticas, ni deportivas... Son cuestiones secundarias. Lo primero es Dios. Quererse.

A veces parecemos como Melquisedec: sin padre, ni madre ni genealogía.

No puede funcionar mal la comunicación.

Que sepamos dónde están... al menos.

"Os doy un mandamiento nuevo. Seréis dichosos".

Lo pasamos mal cuando alguien lo pasa mal.

Estar pendientes.

No puede ser que no queramos a los que tenemos al lado.

Queremos a los demás con el amor de Dios. Cristo pide desde el Sagrario que el amor con que Dios Padre le ama a Él nos queramos nosotros.

“Comportarnos como hijos de Dios con los hijos de Dios”

El celibato lleva a una mayor finura en el amor.

Pedir mucho unos por otros. Que estén en nuestras oraciones los demás.

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