14.4.08

Humildad personal y colectiva

La vanidad: una escalada hacia la estupidez. El cuento de la joya (Fuentes Mendiola, Aprender a madurar, p. 23).

“Digo que ya tu sabes que la humildad es la basa y fundamento de todas las virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea. Ella allana inconvenientes, vence dificultades, y es un medio que siempre a gloriosos fines nos conduce; de los enemigos hace amigos, templa la cólera de los airados y menoscaba la arrogancia de los soberbios; es madre de la modestia y hermana de la templanza; en fin, con ella no pueden atravesar triunfo que les sea de provecho los vicios, porque en su blandura y mansedumbre se embotan y despuntan las flechas de los pecados” (Miguel de Cervantes, El coloquio de los Perros, De Berganza a Cipión).

“A pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios. ¡Qué gran majestad! Al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. ¡Qué gran humildad!

Cristo se rebajó: esto es, cristiano, lo que debes tú procurar. Cristo se sometió: ¿cómo vas tú a enorgullecerte? Finalmente, después de haber pasado por semejante humillación y haber vencido la muerte, Cristo subió al cielo: sigámoslo. Oigamos lo que dice el Apóstol: Ya que habéis resucitado con Cristo, aspirad a los bienes de arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios” (San Agustín, Sermón 304,1-4: PL 38,1395-1397).

Dios nos moldea.

“No eres humilde cuando te humillas, sino cuando te humillan y lo llevas por Cristo”.

El examen de conciencia.

D. Álvaro, de paso por Barcelona. Tertulia para d de Ctrs. Uno le pregunta: “Padre, llevo muchos años siendo d y a veces se me pasa por la cabeza que soy mejor que los demás”.

D. Álvaro contestó, rápido: “Haz examen, haz examen de conciencia”.

Es llenarse de Dios.

El convencimiento de que tenemos los pies de barro.

  • El Señor cuenta con nosotros así.

  • Sinceridad. Puntualidad en la cfx. Cfi, preparada. Ponerse en manos de quien lleva mi alma. Peligro: Ir a la cfi en son de queja o de justificación.

  • No entristecernos ante los errores, sino contrición y afán de cambiar. Ante una caída crecemos en humildad o crecemos en soberbia, pesimismo, ideas negativas.

  • Profundidad en la cfi.

La humildad es una virtud que conquista a Dios.

Que sepamos estar en nuestro sitio.

Nuestro sitio es el último.

En el año 98, a la promoción que celebraba las bodas de oro sacerdotales, el Padre les dijo: “que seáis el ultimo botón del último botín del último soldado”.

Peligro: afán de brillar, de figurar.

Al Padre, después de su ordenación episcopal comentó que le había conmovido en la Basílica de San Eugenio ver a gente escondida detrás de una columna.

Estar detrás de la columna cuesta. Eso es el Opus Dei, tantas personas santas que no buscan que les den las gracias.

Ni desánimos si la labor se atasca, ni hacer teorías... ¡A trabajar!

Podemos pensar que es muy difícil el panorama que tenemos por delante. “El cristiano no es más que un instrumento en manos del Señor”. “Quien gobierna el mundo es Dios, no nosotros. Nosotros ofrecemos nuestro servicio” (Deus caritas est).

Afán de servicio.

Disponibilidad.

No buscar un régimen de excepción.

Que me puedan decir las cosas.

Que me deje corregir. A todos nos dicen. No buscar excusas.

¿Cómo encajo la cof?

La vida en familia: poner el corazón en el suelo. Ser alfombra... o felpudo donde se restriegan las suelas.

Que nos puedan ningunear sin que salte el celo amargo.

Manifestaciones prácticas para crecer en humildad:

  • mirar al Sagrario.

  • Rezar muy bien el rosario: la repetición monótona de avemarías ayuda mucho. Nos ayuda a contemplar la vida de Cristo con los ojos de Maria.

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