9.4.08

Zaqueo

ZAQUEO (Lucas 19, 1 – 10)


. “Entró en Jericó y atravesaba la ciudad.”

. Jesús no hace turismo. Cuando va a un sitio es porque busca a alguien. Y hoy, cada día, nos busca a nosotros. El encuentro con el Señor nunca es casual. Hemos de aprender a valorar la presencia de Dios, el rezar o hacer un rato de Oración mental, etc. Jesús nos busca.

. Y porque Cristo no se impone, pasa. Es una oportunidad, a veces, la única. Hay épocas, temporadas, en las que notamos una cercanía de Dios más intensa (la Oración es más sugerente, el deseo de santidad es más fuerte). No aprovechar esas ocasiones para decir que sí a Dios es perderlo. Jesús atraviesa nuestra vida y no tiene por qué volver (le esperan en otros sitios).

. “Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos y rico.”

. Zaqueo es conocido por su posición social (“jefe de publicanos”) y por su poder económico (“rico”). Es un líder, con carácter y personalidad, elegido por sus compañeros como jefe (“jefe de publicanos”). Es un personaje influyente en la vida social y económica de Jericó. Grandes decisiones pasan por sus manos.

. El cristiano ha de cultivar estas virtudes de liderazgo. Si hemos de ser “sal” y “luz”, no basta con ser buenas personas a nivel privado. Si queremos cambiar el mundo, cristianizar la sociedad, necesitamos prestigio profesional. No podemos ser los parias de la sociedad, los últimos de la fila. ¿Tenemos prestigio profesional entre nuestros amigos? ¿llevamos la iniciativa a la hora de organizar planes?

. “Deseaba ver quién era Jesús,”

. Jesús es famoso por sus milagros, por su doctrina y por su santidad de vida. Es lógico que Zaqueo quiera verle. Siente una curiosidad muy natural y sobrenatural (porque Dios nos ha creado, somos “religiosos” por naturaleza). Es raro -antinatural- no tener interés por las cosas de Dios (existencia, vida eterna, juicio y salvación o condenación eternas). Detrás de cada ateo o agnóstico –no digamos de quien ha dejado de practicar su fe- hay una historia que contar. La falta de religiosidad es el final de un proceso: quien vaya a la causa (falta de formación doctrinal, insinceridad, pereza, abandono de las oraciones y de los sacramentos) encontrará la solución para su falta de fe.

. Zaqueo ha oído hablar de Jesús y quiere verle, saber cómo es (si es alto o lleva barba, oír su voz, comprobar el atractivo de sus palabras, las parábolas). Se conforma con verle. No tiene intención de preguntar nada. Ni espera ver algún milagro (en los que quizá no cree). Es un curioso que contempla distante.

. No parece que Zaqueo desee un contacto más personal con el nuevo Rabbi. Tampoco nuestros amigos deben sentir un interés mayor al inicio. Basta con esa curiosidad inicial, eso sí, carente de prejuicios.

. Para encontrar a Dios hay que buscarlo. No vale decir: si Dios quiere algo de mí que venga a decírmelo. Dios sí que podría actuar así (esperar a que le busquemos), pero no lo hace, sale a nuestro encuentro.

. “pero no podía a causa de la muchedumbre, porque era bajo de estatura.”

. Encontrar o seguir al Señor nunca es fácil. Exige esfuerzo, no es algo espontáneo. Quien quiere acercarse a Jesús debe superar obstáculos, recorrer una distancia. Esas dificultades –internas o externas, personales o del ambiente- prueban el interés, real o pasajero y caprichoso, de nuestro querer ver a Jesús.

. En este caso la gente (“la muchedumbre”) que quiere ver a Jesús impide ver al Señor (forman un pasillo a ambos lados del camino). A veces ese muro no es físico sino psicológico (miedo al qué dirán, qué pensarán). Es más fácil superar las dificultades físicas o naturales (la iglesia está lejos o está cerrada y tendré que volver después) que las mentales. Aunque objetivamente es más fácil superar las psicológicas (es cuestión de personalidad, de carácter, y de gracia de Dios).

. Zaqueo “era bajo de estatura” pero eso no es un problema (no le impide ser “jefe de publicanos” y “rico”). Es cuestión de interés. Los obstáculos son una excusa perfecta o un estímulo para conseguir algo (es cuestión de amor).

. “Y adelantándose subió a un sicomoro para verle, porque iba a pasar por allí.”

. Zaqueo es listo. Sabe lo que quiere y cómo conseguirlo. Improvisa, toma decisiones rápidas, es dueño de la situación. Su deseo de ver a Jesús es real. No se vuelve a su casa. No espera a que otros se lo cuenten. Insiste. Tenemos mucho que aprender de Zaqueo (y de todos en general). ¡Ojalá Dios nos de estas cualidades!

. Para un líder (“jefe de publicanos”) los respetos humanos son pura imaginación. El ridículo no existe para quien está convencido de hacer lo mejor (¿nos avergonzaría salvar a alguien que se está ahogando? ¿nos avergüenza hacer apostolado, salvar a alguien para el Cielo?). Quien es esclavo del qué dirán, del agradar siempre, nunca será un auténtico líder (puede ser el portavoz del grupo, la marioneta de la opinión pública, pero no un líder con opinión propia; es solo un líder de moda y no puede ayudar a los demás).

. Zaqueo no duda en subir al “sicomoro”. No es normal ver a una autoridad subida a un árbol (o a una farola). A él no le importa. No piensa renunciar a algo bueno (“ver quién era Jesús”) por miedo al qué dirán. Es valiente. Y porque es valiente no le importa lo que diga la gente (ni los “publicanos”).

. La rectitud de intención (hacer las cosas cara a Dios, porque pensamos en conciencia que es lo mejor para nosotros y para los demás) ayuda a acabar con los respetos humanos (arma utilizada por el demonio para evitar nuestro encuentro con Dios). Si dejamos de hacer algo por los comentarios de los otros estamos muy poco convencidos de nuestras ideas o valores.

. “Cuando Jesús llegó al lugar, alzando la vista, le dijo:”

. Dios es buen pagador. Zaqueo se conforma con ver al Señor y Jesús le dirige la palabra, se fija en él. El Maestro premia el esfuerzo de Zaqueo. A Dios no le ganamos en generosidad. Una vez más, a pesar de las apariencias, es Jesús quien sale a nuestro encuentro. Aunque Zaqueo no hubiese subido al sicomoro el Señor le habría llamado detrás de la gente. Pero fue mejor así.

. Cuando hacemos Oración o vamos a Misa, etc., debemos recordar una y otra vez que es Dios quien sale a nuestro encuentro, más que nosotros. Jesús también tiene que poner medios, superar dificultades para facilitarnos el encuentro (alzar la vista).

. “«Zaqueo, baja pronto, porque hoy he de alojarme en tu casa».”

. El Señor lama a Zaqueo por su nombre, le conoce bien (como a nosotros). Zaqueo solo quiere “ver” a Jesús porque es famoso, porque está de moda, pero para él es un extraño, un desconocido.

. Jesús habla con autoridad, con seguridad (“baja pronto”, “hoy he de alojarme en tu casa”). Zaqueo descubre en el Señor al Maestro, al líder natural. Todo en Jesús le fascina: su voz, su sonrisa, su humildad, su personalidad (es perfecto Dios y perfecto Hombre: el modelo de Hombre perfecto).

. Aunque el Señor da órdenes, el “jefe de publicanos” no se molesta. Jesús sabe qué quiere Zaqueo y se lo concede. Que Jesús se invite a comer es digno de ser meditado. Un falso respeto a la vida privada de los otros camuflaría falta de amor de Dios y a las almas. Hemos de tomar la iniciativa. No podemos esperar a ser invitados. Jesús nos da ejemplo de audacia para que le imitemos.

. También el Señor se ha alojado en nuestra casa, en nuestra vida. ¿Cómo le atendemos? ¿hay algún pecado que no hayamos lavado en la Confesión? ¿cuidamos nuestros ratos de conversación, de Oración, con Él?

. “Bajo aprisa y lo recibió con gozo.”

. Parecía que Zaqueo se conforma con “ver” pasar a Jesús, pero no es así. Lo más difícil en el apostolado es abrir horizontes. Las personas mejoran cuando se plantean (o les planteamos, en nombre de Dios) nuevas metas. El Señor no se conforma con que Zaqueo se limite a verle pasar: es una actitud buena (otros no se acercan al camino) pero muy pasiva, poco comprometida.

. La prontitud (“bajó aprisa”) y la alegría (“lo recibió con gozo”) de Zaqueo son pruebas evidentes de que prefiere estar con el Señor a sólo verle pasar. Gracias a Jesús, Zaqueo crece en sus aspiraciones. ¿Nos da miedo abrir horizontes de santidad a nuestros amigos? ¿nos atrevemos a proponerles metas más altas que las que ellos se han propuesto?

. “Al ver esto, todos murmuraban y decían:”

. Ya se ve que los comentarios de la gente no siempre son acertados. El “todos murmuraban” parece no excluir a nadie (ni a los apóstoles). Todos (sólo el Señor tiene un corazón grande). Pero a Jesús no le preocupa el qué dirán. La murmuración es un mal, un pecado, tan antiguo como la humanidad. Quien no hace el bien por miedo a la crítica se convierte en malo (por omisión). Es un arma tonta (critican: ¿y qué?) pero muy eficaz que utiliza el demonio. Jesús y Zaqueo actúan en conciencia, por superación. ¿Y nosotros?

. “«Se ha hospedado en casa de un pecador».”

. Las críticas se dirigen contra Jesús. Para que aprendamos a reírnos. Piensan que el Señor se equivoca, que no sabe lo que hace y con quien se mezcla. Si criticaron a Jesús, tampoco exageremos si nos critican por cumplir la voluntad de Dios. ¿Actuamos para la galería o cara a Dios?

. La falta de caridad, de amor de Dios, lleva a la injusticia. El juicio sobre Zaqueo es duro: “pecador”. Y equivocado. Quien no sepa ver virtudes en los demás, algo de lo que aprender o aprovechable, está cegado por su soberbia.

. “Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:”

. No lo dice en voz baja (aunque estaban juntos, en la presidencia de la mesa). No se avergüenza del Señor. Es un reconocimiento público (“de pie”) a lo que ha conseguido Jesús hospedándose en su casa. Quiere dar la razón a Dios en contra del parecer de “todos”. El Señor no se equivocó, consiguió lo que buscaba.

. A veces nos da miedo exteriorizar los propósitos de la Oración. Es miedo al compromiso. Comentarlos en público (con el sacerdote, con quien dirige nuestra alma) nos obliga más, porque nos los recordarán. ¿Y si después no los cumplimos? Preferimos que quede entre Dios y nosotros, por si acaso. Somos cobardes. Y no digamos si se trata de “declarar” ante nuestros amigos que vamos a luchar por ser santos, que queremos cambiar de estilo de vida.

. Los actos de fe aumentan la fe. Es muy bueno que se sepa que nos hemos convertido. Disimular que hemos encontrado a Jesús sería ahogar, por asfixia, los deseos de santidad. Zaqueo es valiente, audaz, no tiene nada que esconder, se siente dichoso. Se lo “dijo al Señor” y lo dijo a todos (por eso se puso “de pie”).

. “Señor,”

. El “jefe de publicanos y rico” reconoce la autoridad moral de Jesús. Está entusiasmado con lo que ha dicho el Señor (quizá habló en esa casa del hijo pródigo, de la oveja perdida, etc.) y con el cariño con el que le ha tratado (no se siente “un pecador”, como dicen “todos”, sino que experimenta la misericordia de Dios).

. Zaqueo somete a la aprobación de Jesús sus decisiones de cambio. Quiere hacer lo que le diga el Señor.

. “doy la mitad de mis bienes a los pobres,”

. El amor a Dios auténtico lleva a amar a los demás, y especialmente a los más necesitados (en lo material y en lo espiritual). La generosidad es lo propio de la entrega. El egoísta no sabe dar ni darse. Quien no da es dudoso que ame de verdad a Dios, porque no sabe amar (ni humanamente).

. La mitad de los bienes de Zaqueo es mucho dinero porque era “rico”. Pero su riqueza no recuerda en nada a la del joven rico (que se fue triste y perdió al Señor –Camino para ir al Cielo- porque era rico). Zaqueo es capaz de desprenderse de sus bienes.

. Si ante las miserias de los demás –materiales y espirituales- no reaccionamos no tenemos corazón. La misericordia es una manifestación de la caridad, del amor de Dios. Hemos de ver a Jesús en “los pobres”. Dar los bienes a los pobres es como dárselos al Señor. Y, al revés, una buena manera de crecer en amor de Dios –y de ayudar a los otros a crecer en caridad- es acercarse a los pobres para atenderlos.

. “y si en algo defraudé a alguien, le devuelvo el cuádruplo»”.

. La conversión auténtica lleva a enmendar los errores de la vida pasada. No solo a cambiar el presente y el futuro. Recuperar el tiempo perdido es propio del enamorado. Quien tiene menos tiempo para amar ama más intensamente.

. Cambiar el pasado, a veces, es cambiar de ambientes o dejar amistades nocivas o peligrosas. Si podemos ayudaremos a los otros a rectificar pero sino no permitiremos que nos aparten de Dios (sería un desorden).

. Devolver “el cuádruplo” es devolver mucho. La caridad es muy superior a la justicia. A partir de nuestro encuentro con Jesús ésta ha de ser nuestra nueva mentalidad. ¿Qué puedo hacer por los demás? ¿qué necesitan de mí? No sólo qué estoy obligado a hacer por ellos.

. Con toda seguridad los presentes quedaron admirados, “todos”. Nuestras buenas obras han de ser ocasión de glorificar a Dios. Nuestros padres, profesores, amigos o compañeros de trabajo habrían de comentar: desde que ama a Dios ha mejorado como hijo, alumno, amigo o compañero.

. “Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, ya que también éste es hijo de Abraham;”

. ¡Con qué emoción pronunció Jesús estas palabras! El Señor se alegra porque Zaqueo abre su corazón a la gracia de Dios. Esos actos de generosidad son la prueba de su conversión: ninguna razón humana justifica ese comportamiento.

. Todos somos hijos “de Abraham”, hijos de Dios, también el “pecador” Zaqueo. Jesús nos recuerda esta gran verdad, olvidada con frecuencia por “todos”. ¿Nos planteamos en serio la salvación eterna de todas las personas que conocemos, o alguno lo damos por imposible? ¿despreciamos a alguien por estar alejado de Dios en la actualidad o rezamos con paciencia por él?

. “pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».”

. Jesús es el Médico divino que sale en busca de sus pacientes. No viene a condenar sino a salvar. El Evangelio es el Evangelio del perdón. Los discípulos de Cristo debemos destacar por nuestra humanidad y sentido positivo. No se trata de decir que está bien lo que está mal. Pero hay que distinguir entre el error y la persona equivocada.

. El cristianismo en esencia es esperanza. Es Resurrección. Jesús viene a “salvar lo que estaba perdido”. Es la victoria sobre la muerte y el pecado. Para Dios no hay imposibles. La oración lo puede todo.

. Como apóstoles debemos plantearnos metas atrevidas: recristianizar la sociedad (una clase, un grupo de amigos, una universidad, un periódico, un parlamento), obtener vocaciones o conversiones en todos los ambientes. Después de analizar la realidad (hay cosas que están perdidas) debemos emplear todos los medios humanos y sobrenaturales para mejorar las cosas.

. El cristiano que se plantea su posible vocación debe pensar en lo mucho que depende de su generosidad. Lo que hoy está perdido, si nosotros somos fieles, todavía se puede salvar. La felicidad o condenación eterna de muchas personas depende de nuestra correspondencia. Sólo por esto vale la pena decir que sí a Dios.

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