25.4.08

A quien madruga, Dios le ayuda


El otro día, leyendo tranquilamente un periódico en mi Colegio, me encontré con este sorprendente artículo sobre lo que siempre había oído llamar “minuto heroíco”. Después de leerlo... me fui corriendo a trabajar, que era donde debía estar... ¡hacía veinte minutos!...

Un despertador es un detestable aparato que con un ruido estridente –sea campana, música o timbre- interrumpe violentamente la profundidad de mi sueño, el placer de mi descanso... y que me hace elegir entre levantarme y hacer uso de mi fuerza de voluntad o quedarme en la cama “porque me da la gana”, pero con unas consecuencias de conducta que enseguida se dejarán notar.

Ganar esa primera batalla es importante para la educación de nuestros hijos, es el gran entrenamiento para otras más decisivas que tienen que ver directamente con decisiones más transcendentes de su vida.

Características del momento “despertador”.

Ese primer instante dispara un complejo juego entre inteligencia y afectividad, libertad y voluntad que en pocos segundos pone en evidencia que somos peronas y no animales o cosas.

La inteligencia te avisa: ¡es hora de levantarse! ¡los niños! ¡las tarteras! ¡Oh, no, es lunes!

La afectividad, por otra parte, nos hace sentir sus motivos: ¡qué sueño! ¡qué cansancio! ¡qué frío tan horrible! ¡qué noche tan corta! ¡sólo un rato más!

Este es el momento crucial en que la libertad decide, y, apoyada por la voluntad nos hace levantarnos: “lo hago porque debo hacerlo”.

Parece mentira que tan antipático momento, en general, tenga –si tiene un final feliz- tan grandes consecuencias sobre nuestras tendencias, haciéndonos crecer en virtudes.

Por lo general el que se despierta a la misma hora, a parte de tener una costumbre saludable, no necesita el despertador, pues su propio reloj biológico lo hace unos minutos antes de que suene la campanilla.

Consejos.

Ese pequeño, pero gran momento, es sólo el primero de muchos que sucederán durante el día. Padres, es muy importante de cara a una adolescencia. ¿No te parece un gran entrenamiento para poder decir “no” al sexo, a las drogas, o al alcohol?

Resistir es la gran capacidad de la fortaleza. Las personas con autocontrol son dueñas de sí mismas, coherentes, eficaces y más felices.

Quien no es capaz de sacrificar un deseo presente por un objetivo a medio o largo plazo es una persona cuya vida será angustiosa, porque para todo en la vida necesitamos constantemente aplazar la gratificación.

La capacidad de controlar los impulsos y aplazar la gratificación, aprendida con naturalidad desde la primera infancia, constituye una facultad fundamental, tanto para cursar una carrera como para ser una persona honrada o tener buenos amigos.

Conclusión

A una persona que le suena el despertador y se levanta, esa “tragedia” le ha durado pocos segundos, que es lo que tarda en levantarse y dejar de pensar en si tiene sueño. Entonces, el tema del sueño queda enseguida superado y olvidado. A esa persona, su esfuerzo le ha durado unos segundos, y en cambio al que no se levanta, le dura media hora, o una hora, y la decepción y el fracaso quedan establecidos en su mente ya desde el principio del día. Pensemos en esa larga batalla que sufrirá ese niño, ese hombre cada día, todos los días, todas las semanas, todos los meses, toda la vida....

No eches a perder el talento de tus hijos. Si una persona está en un ambiente muy bueno, e incluso tiene modelos muy buenos, y se le procura educar en principios muy buenos, pero hay poca exigencia, es difícil que todo eso llegue a fructificar".

Autora: Maite Mijancos (Directora del Instituto Europeo de Estudios de la Educación).
Mañana, lo intentaré de nuevo...

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