20.4.08

Cruz

La contemplación de la Pasión ha hecho santos. Nos acerca Dios. La contemplamos en el Vía Crucis.

El mayor misterio de la vida de Jesús es su muerte.

Era necesario (Emaús) que Jesús muriera.

Misterio desconcertante.

Había sido decretado por Dios.

"Tardos de corazón" y "necios" les llama Jesús a los discípulos de Emaús, porque no habían entendido nada. Y Él había hablado con claridad. Al menos en tres ocasiones habló de su propia muerte.

Era muy difícil de entender. Y es muy difícil de entender.

Estamos muy acostumbrados a ver la Pasión mirando el crucifijo (los primeros cristianos no se atrevían a usar crucifijos ni hacer representaciones de Cristo en la cruz),

La Cruz es la señal del cristiano. Una cruz preside todas las celebraciones litúrgicas. Utilizamos la Cruz en multitud de ocasiones. Una Cruz y un Evangelio se nos entrega en la Oblación...

En la Cruz está representada y significada la Pasión y muerte de Cristo.

Hemos de aprender a mirar, utilizar, besar, trabajar con ella... En los medios de formación la usamos... Está en nuestras habitaciones. La tenemos puesta en nuestro cuarto en un lugar en el que podemos verla desde la cama... (Si tenemos la suerte de morir como buenos burgueses, en la cama, podremos morir mirando a la cruz).

A veces pasa inadvertida, o es muy pobre...

En esas representaciones hemos de ver la realidad de Cristo clavado cruci-fixus... colgado por tres clavos.

La Cruz es lo que Dios elige como necesario para reparar el mundo, para redimirlo.

Dios sabía que lo matarían. Lo mata el mundo, no el Padre. Lo anuncia tres veces. Lo avisa en la parábola de los matones de la viña. ¡Con qué pena contaría Jesús esta parábola en la que habla de Él mismo!

La Cruz es la decisión divina para nuestra salvación. Esa reparación es aceptada por Cristo. Jesús acepta la muerte para pedir perdón.

El sacrificio de Cristo es real y actual. Nos acogemos continuamente al sacrificio de Cristo.

"Caiga su sangre sobre nosotros". La sangre de Cristo cae sobre toda la humanidad.

A veces se ven crucifijos que tienen debajo unas tibias cruzadas y una calavera. Esa figura representa a Adán, a la humanidad muerta, que es redimida por la sangre de Cristo que cae desde la cruz.

Vivimos de la Cruz. En el sacramento de la penitencia se nos absuelve por la Pasión de Cristo. Hay un intercambio: Cristo nos da su vida y toma nuestros pecados sobre sí.

Jesús destruye los pecados con su sangre. Clava sobre la Cruz el decreto de condenación.

Cuando nos auto-engañamos y pecamos, ¿nos viene a la cabeza la cruz, sacamos el crucifijo?

Cuando nos acecha la tentación, ¿nos viene a la cabeza la cruz, sacamos el crucifijo?

No hay tentación que aguante una mirada y un beso al crucifijo.

¡Qué cosa mas maravillosa es santiguarse! Nos metemos en la Cruz, hacemos de nuestro cuerpo una Cruz, ponemos la Cruz en nuestro cuerpo.

La Cruz evita todo peligro y toda tentación.

El amor a la Cruz es señal de predestinación. Meditar la doctrina de la Cruz. La Cruz es escándalo, locura... poder y sabiduría para los llamados.

Fomentar meternos en la Cruz.

"Amo tanto a Cristo en la Cruz, que cada crucifijo es como un reproche cariñoso de mi Dios: ...Yo sufriendo, y tú... cobarde. Yo amándote, y tú olvidándome. Yo pidiéndote, y tú... negándome. Yo, aquí, con gesto de Sacerdote Eterno, padeciendo todo lo que cabe por amor tuyo... y tú te quejas ante la menor incomprensión, ante la humillación más pequeña..."

Un buen propósito podría ser santiguarnos bien. ¡Qué gran propósito! ¡Cómo duele ver hacer garabatos delante de nuestro Señor al entrar en una iglesia... o en un campo de fútbol!

Apostolado de la Cruz. En muchas casas no hay crucifijos. Hay niños que no han visto nunca una Cruz. Regalar la Cruz... o que la compren..., que se venere, que esté metida en la vida de las personas...

Cuando nos confesamos, miramos la Cruz... todo lo que ocurre parte de Cristo muerte en la Cruz.

En los momentos de contradicción, pregúntate porqué quiso sufrir Él, no porqué sufres tú.

"Vivo porque estoy crucificado con Cristo" (San Pablo). La plena identificación con Cristo se realiza en la Cruz.

Llega un momento de la vida de una persona entregada a Dios en el que se nota que hay Cruz. Ese momento es crucial, porque es la hora de la prueba, de la tentación.

Necesariamente hay cruz en la vida de entrega a Dios, por nuestra condición. Si scires donum dei... Si conocieras el don de Dios.

La entrega costará. Precisamente, por nuestra entrega, podemos pasarlo mal... Es el momento de agarrarnos con fuerza a la Cruz, a la auténtica Cruz que salva, redime, purifica.

Después de la muerte de Jesús, cuando estaban angustiadas y deshechas "con palabras llenas de afecto, un Ángel predijo a las mujeres: «Muy pronto en Galilea podréis ver al Señor»" (Himno vísperas fiesta Felipe y Santiago).

Que la Virgen nos enseñe a mirar la Cruz.

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