9.4.08

Rectitud de intención

RECTITUD DE INTENCIÓN: LIMOSNA, ORACIÓN Y AYUNO (Mt 6, 1-8)

. “«Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos;”

. Ser justo no es fácil. La justicia es una de las cuatro virtudes cardinales. Exige vivir otras muchas virtudes. Con frecuencia usamos u oímos la expresión “no es justo” porque es una virtud exigente.

. Jesús advierte que actuar bien para que nos admiren los hombres en vez de Dios es un grave error. Eso desvirtúa la bondad de las acciones.

. “de otro modo no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.”

. Parece mentira que preocupe tanto el qué dirán, qué pensarán, etc. Eso quita libertad, esclaviza: no hacemos lo que queremos sino lo que quieren o dejamos de hacer algo por miedo a la crítica o a contrariar. Quita la paz: vanidad, miedo al ridículo, etc. Y para colmo, los que hoy alaban mañana despreciarán.

. ¡Cuánto cuesta conseguir la popularidad humana y que poco vale! Si además perdemos la gloria del Cielo algo grave falla. El tiempo acaba reconociendo la gloria humana al que es justo ante Dios (al santo, sea canonizado o no). También los hombres “canonizan”: era un amigo de verdad, ejemplar, bueno.

. “Por tanto, cuando des limosna no lo anuncies a son de trompeta, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por los barrios para ser alabados por los hombres.”

. Tocamos la “trompeta” cuando todos conocen nuestras buenas obras porque no hablamos de otra cosa. Buscamos reconocimiento, quedar bien, el aplauso. Cuesta hacer y desaparecer. Necesitamos público. El demonio juega con la vanidad humana para quitarnos el Cielo.

. La vanidad en las cosas de Dios (“en las sinagogas”) es gloria vana, es robar gloria a Dios. Rezar o ejercer la caridad “para ser alabados por los hombres” y no por Dios es de ciegos. Y en “los barrios” igual: actuar en el trabajo, con los amigos, solo porque nos ven es muy poco auténtico.

. Podemos buscar la alabanza de “los hombres” antes o después. Si no eres bueno cuando estás solo buscas la gloria humana. La falta de unidad de vida (cuando estoy solo me porto mal, o dejo de obrar bien con ciertas compañías) es la falta de rectitud de intención. Si actúo bien solo ante algunos busco su admiración o afecto, no la gloria de Dios. Si todo lo que hago lo publico busco el afecto del público.

. “En verdad os digo que ya recibieron su recompensa.”

. Mal negocio cambiar el premio de Dios por el regalo de los hombres. Jesús insiste con machaconería en que miremos al Cielo.

. “Tú, por el contrario,”

. El hombre de fe no puede compararse ni imitar al pagano. Solo Dios sabe qué es bueno y que está mal. Debemos erradicar el miedo al qué dirán. Ir contra corriente, singularizarse, será habitual. No por afán de llamar la atención o de contradecir sino porque utilizamos varemos diferentes: queremos cumplir la voluntad de Dios, no agradar a los hombres.

. “cuando des limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha,”

. Lo más íntimo del hombre es su conciencia, su lugar de encuentro con Dios. Ni los más próximos deben conocer las buenas obras si no es necesario. Solo cuando buscamos consejo.

. Se presupone que damos limosna, que somos generosos. La intención sin las obras tampoco tiene mucho valor. La bondad de la limosna sirve para borrar la culpa por los pecados confesados.

. “para que tu limosna quede en oculto;”

. Hay actuaciones que es imposible ocultar por ser públicas. Dejar de obrar el bien porque nos ven no es correcto (el buen ejemplo ayuda). Pero la regla general será actuar sin que se note.

. “y tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará.”

. Dios lo ve todo. Y en todo momento. También la rectitud de intención. Dios Omnipresente, Padre amoroso, no olvida, nos “recompensará”.

. “Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan orar con ostentación en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para ser vistos por los hombres.”

. La Oración y los rezos, o manifiestan la actitud interior del corazón, o no sirven, son letra muerta. Los “hipócritas” imitan poses externas pero han perdido el espíritu, la vida. La “ostentación” es incompatible con la sencillez propia del humilde.

. ¿Por qué rezamos? Si es para quedar bien –ya sea en las “sinagogas” o en las “plazas”- perdemos el tiempo. Orar es hablar con Dios, no actuar ante los hombres. La soberbia y la vanidad lo estropean todo (yo sí que sé rezar, que bien hablo de Dios, no puedo mejorar, solo veo virtudes y no defectos).

. Si cuando estoy solo o no me lo recuerdan no hago Oración o no rezo, falta rectitud de intención. Si dejo de rezar por miedo al qué dirán Dios no es mi Amigo, no sé rezar bien.

. “En verdad os digo que ya recibieron su recompensa.”

. La Oración es una fuente de paz, de alegría, de optimismo. La recompensa de la Oración es la visión sobrenatural, descubrir a Dios como Amigo, la piedad personal y la unidad de vida (a Dios le interesa toda mi vida: familia, trabajo, amistades). El Señor enseña a amar con obras.

. La “recompensa” del “hipócrita” es una bagatela. Quizás alguien le admire, pero aquello no es de Dios y no da paz, ni luz, ni energía. La complicación no es de Dios.

. “Tú, en cambio, cuando te pongas a orar entra en tu habitación y, cerrada la puerta, ora a tu Padre, que está en lo oculto; y tu Padre, que ve en lo oculto, te recompensará.”

. La Oración es íntima, personal, de cada uno con Dios (“entra en tu habitación”). Los demás sobran. Las interrupciones (teléfono) son una molestia, interfieren, no ayudan (“cerrada la puerta”). Otra cosa es que hablemos con Dios de los demás (familia, amigos, compañeros de trabajo). Nadie puede sustituirnos en ese coloquio (“ora a tu Padre”). Pueden rezar por nosotros, pero no rezar en nuestro lugar.

. El silencio facilita el encuentro con Dios (“que está en lo oculto”). Para oír hay que callar. El hombre busca a Dios y Dios sale a su encuentro. Intentamos descubrir la voluntad de Dios. Él, “que ve en lo oculto”, lo sabe y ayuda.

. Dios recompensa la Oración cuando experimentamos su paz, que no puede dar el mundo.

. “Al orar no habléis mucho, como los gentiles, que piensan que por su mucho hablar serán escuchados.”

. La Oración debe ser clara, directa, sencilla, veraz. La sinceridad con Dios es un requisito de eficacia. Los hijos de la luz no pueden cobijarse en la oscuridad. El exceso de verborrea dificulta la veracidad.

. “No seáis como ellos, porque sabe vuestro Padre de qué tenéis necesidad antes de que se lo pidáis».”

. Dios sabe qué necesidades materiales y espirituales tenemos.

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