20.4.08

La Virgen María

Un curso de retiro tiene una secuencia lógica. Es un "curso". Lo estamos siguiendo en la secuencia clásica.

En ese esquema la Virgen está después de la Cruz, para contemplarla al pie de la Cruz.

Descubrimos a una mujer muy fuerte y muy entera, y muy delicada, y muy Señora.

"La Virgen tiene una humanidad casi hipostática", decía Santo Tomás, porque es la Madre de Jesús.

Hace unos días aparecía el sudario de Oviedo como noticia. Se decía que se practicaron unas pruebas para ver obtener el adn de la sangre. La noticia era que sólo se logró ADN de la madre.

A la Virgen le pide Dios mucho porque le da mucho. Le pidió estar al pie de la Cruz. Y esto por dos razones.

La primera, porque así Jesús, viéndola al pie de la Cruz, quiso sufrir más que con todos los padecimientos de la Pasión.

La segunda, porque Dios quiso que la Virgen viviera de una manera directa la Pasion. Estabat mater. Quedarse al pie de la Cruz y presenciar a Jesús destrozado es la gran prueba de fe de la Virgen. Humanamente todo lo tenía en contra. Se queda sola ante el fracaso de Cristo. Aparentemente, todo salió mal. El fiat inicial de la Virgen en la Anunciación tiene su cumplimiento perfecto en el fiat que pronuncia al pie de la Cruz, que es un gran fiat de abandono en la Voluntad de Dios. El fiat de la Virgen en aquel momento no era el fiat de una persona que no ve nada, que pasa por un momento de oscuridad, sino el fiat de una persona que ve muchas cosas y todas en contra.

Es desgarrador contemplar a la Virgen con la sangre del Señor, cuando lo recoge en sus brazos.

La Virgen al pie de la Cruz, el Viernes Santo, el Sábado Santo...

El domingo los apóstoles regresan para estar con la Virgen, y ella es la que los sostiene.

El sábado es día de la Virgen por derecho propio, porque reunió a los apóstoles, los perdonó -del abandono de los días anteriores-, los sostuvo...

Nuestra devoción a la Virgen ha de ser muy teológica, y no una devoción de sentimentalismo. Nuestro cariño a la Virgen tiene que estar muy fundamentado: apreciamos quién es mi Madre.

Rezamos y la vamos conociendo cada vez más.

Es única, la primera de las criaturas.

CV II, LG 8 contiene una gran mariología, especialmente el n. 56.

Dios pide el consentimiento de María, y hasta que no da su consentimiento no comienza la Encarnación.

San Bernardo, en uno de sus sermones, imagina lo que ocurrió en la mente de la Virgen entre el momento en el que el Arcángel San Gabriel le propone ser la madre de Dios y ella da su contestación. San Bernardo anima a la Virgen a que diga que sí sin tardanza... Toda la humanidad está esperando ese sí de la Virgen. Y le dice: "dí que sí, no esperes".

'El consentimiento precedió la Encarnación... Una mujer contribuyó a la muerte y al pecado (Eva), y una Mujer contribuyó a la Vida (María)'.

Las pobres feministas que hablan de la mujer en la Iglesia no han entendido nada de esto, de la grandeza de la Virgen.

La Virgen precede a Cristo mismo. Su respuesta a Dios es un sí que precede al sí de Cristo.

María dio al mundo la Vida. Con su consentimiento se convirtió en la Madre de Jesús.

Toda la Trinidad espera el consentimiento de María.

"Dios sabía que la Virgen diría que sí". Esto es una verdad a medias, y por tanto una falsedad, un razonamiento falso.

Dios sabía que libremente iba a decir que sí. Este es el razonamiento verdadero.

Es un gran misterio. Una mujer que en uso de su libertad acepta los planes de Dios.

La Virgen es el mejor ejemplo del dejar hacer obrar a Dios. Acepta, se somete y se pone en las manos de Dios.

Profundizar en quién es la Virgen.

El cariño a la Virgen hay que pedirlo a Jesús. Es la petición más grata que podemos hacer a Jesús.

Juan Pablo II, en Ecclesia de Eucharistia hace una apreciación llamativa: en la misa se hace presente el Calvario, y por tanto se hace presente lo que ocurrió en el Calvario. Se hace presente de manera misteriosa el diálogo entre María y San Juan. En cada misa Jesús nos entrega a su Madre.

Así se entiende mejor lo que decía San Josemaría, que la primera devoción mariana es la misa. La Virgen está en la misa. Está como entre velos, de una manera misteriosa. Pero, está.

Pedir a Jesús que nos dé el cariño a María. A María se va por Jesús.

Hemos de ser muy marianos.

Tenemos un sentido vivo de la filiación divina y hemos de tener un sentido vivísimo de la filiación a María.

La Virgen María dio a luz a Jesús sin dolor, en un parto virginal. La Virgen nos da a luz a nosotros con dolor: el parto de la Iglesia (el dolor que no tuvo en el parto de Jesús lo tuvo en el parto de la Iglesia, al pie de la Cruz).

La Virgen María es nuestra Madre y nos ha parido con dolor. Suena duro y casi irreverente, pero es así de real. Y lo decimos con todo el cariño y reconocimiento de la grandeza de la misión de María.

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