1. Disponibilidad.
2. Comunicación.
3. Coherencia.
El papel del esfuerzo personal es decisivo, aunque cueste oirlo y entenderlo. El sufrimiento escondido es la vía regia del aprendizaje y la mejora personal. ¿Por qué? Porque mientras en la alegría festiva el hombre se zambulle en la vida y la goza -cosa normal y positiva- sólo se volverá hacia los demás después de experiencias negativas singulares de las que no puede escapar. Pero si el sufrimiento no es aceptado de forma adecuada, en vez de madurarlo, lo neurotiza, convirtiéndolo en alguien amargado. Su conformismo puede transformarse en positivo.
6. Reconocer lo que valen los demás.
El verdadero amor solo nace cuando no se confunde y falsea con el mero deseo de placer, pues propiamente no es amado quien es deseado, sino aquel para quien se desea algo.
7. Educar la libertad.
8. Diseñar un proyecto personal.
La felicidad es un resultado, que implica el encuentro con uno mismo -una personalidad adecuadamente estructurada: "estoy a gusto conmigo mismo"- y un proyecto de vida coherente, con tres patas: amor, trabajo y cultura.
9. Tener metas altas y realistas.
10. Elegir buenos amigos.
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