23.1.08

El hombre sin rostro

"El hombre sin rostro"

Hace unos años, a un trabajador neoyorkino se le presentó la oportunidad de emigrar a una tierra de promisión donde podría darle un mejor futuro a su familia: Australia había abierto sus fronteras para la inmigración de trabajadores calificados ofreciendóles empleo y tierras.

En su familia, había un joven muy apuesto, su hijo, quien tenia aspiraciones de convertirse en un famoso trapecista de algún circo o ser un gran actor.

Este joven, mientras esperaba que llegara su oportunidad con algún circo, trabajó en los embarcaderos locales, que bordeaban los peores sectores del puerto de Sidney. Caminando a casa, una tarde, fue atacado por unos delincuentes que querían robarle. El joven cometió el error de resistirse, por lo que los maleantes procedieron a golpearlo salvajemente. Con sus botas y manoplas de acero golpearon su rostro y todo su cuerpo, dejándolo al borde de la muerte.

Cuando la policía lo encontró tirado en el camino, asumieron que el ya estaba muerto y llamaron a la camioneta de la morgue. En el trayecto hacia la morgue uno de los policías lo escucho respirar roncamente y de inmediato lo trasladaron a la unidad de emergencia de un hospital local.

Salvó su vida, pero paso un año en el hospital. Cuando finalmente salió, tenía un rostro que producía rechazo ante los que se le cruzaban. Ya no era aquel joven apuesto que todos habían admirado.

Cuando el joven empezó a buscar trabajo fue rechazado repetidamente en todos lados, debido al aspecto repulsivo de su apariencia. Un posible empleador le sugirió que se uniera al circo bajo el nombre de "El Hombre sin Rostro". El tuvo que hacer esto por un tiempo, aunque se sentía rechazado y casi nadie quería acercarse o acompañarle. Tuvo pensamientos suicidas.

Un día, este joven pasó frente a una iglesia y buscando algo de paz, entró. Después de escuchar sus lamentos un sacerdote se le acercó y hablaron por largo tiempo.

El sacerdote se impresionó tanto con este joven que le dijo que haría todo lo que estuviera a su alcance para ayudar a restaurarle el rostro, su dignidad y su vida. Sólo le pidió que confiara en que la piedad de Dios lo liberaría de ese tormento.

El joven asistió, desde entonces, cada día a los servicios religiosos donde le agradecía a Dios por salvarle la vida y le pedía, tan solo, que le diera paz interior y la gracia para convertirse en el mejor hombre que él pudiera llegar a ser a los ojos de Dios.

El sacerdote, a través de sus contactos personales, consiguió los servicios del mejor cirujano plástico de Australia. El doctor también se impresionó tanto por el joven, quién miraba ahora a la vida con tanta alegría, esperanza y amor a pesar de la horrible experiencia que había sufrido.

La cirugía fue todo un éxito. Se le hizo también el mejor trabajo de reconstrucción dental. Este joven se convirtió en todo lo que le prometió a Dios que sería. También fue bendecido abundantemente con una hermosa y maravillosa esposa y muchos hijos. Además alcanzó un éxito impresionante en una carrera en la que sin duda hubiese sido el último en encontrar éxito si no hubiese sido por la gracia de Dios y el amor de las personas que se preocupaban por él.

Esta historia es real y él mismo se encargó de hacerla pública. Este joven es MEL GIBSON, y su vida sirvió de inspiración para la película "El hombre sin rostro", que él mismo produjo.

(Texto original en ingles de Paul Harvey)

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