Un ignorante en un museo. No valora los cuadros porque no tiene cultura.
Voy a Misa porque valoro
No se trata de sentimientos, sino de valores.
No me dice nada. Poca cultura religiosa. El que tiene cultura religiosa y la valora, le dice, y le dice mucho. En un museo. Para valorar el museo hace falta tener cultura. El que no tiene cultura pasa de largo en un museo. No sabe valorar los cuadros que hay en el museo.
Las joyas no pierden valor porque haya personas que no saben valorarlas. Lo que vale no deja de valer porque haya personas que no saben valorarlas. Quien no valora la misa es por falta de cultura.
Me aburro. A misa no vamos a divertirnos. En una diversión, si me gusta voy y si no me gusta no voy: el futbol, los toros. Si me gusta voy y si no me gusta no voy. Se trata de una obligación. Tengo que hacerlo. La obligación hay que cumplirlo. Tengo que hacerlo porque es una obligación. Para un estudiante ir a clase es una obligación. Al estudiante no tiene porque divertirle
Como conozco a Dios tengo obligación de darle culto y de adorar a Dios y el acto oficial de culto a Dios es
Y esto lo hago voluntariamente. A veces no coincide lo voluntario con lo apetecible. Hago las cosas voluntariamente aunque no tenga ganas. A veces ir a misa no sale apetitosamente. Aunque no tenga ganas, voy voluntariamente, porque la voluntad no siempre coincide con las ganas. Un ejemplo: voy al dentista voluntariamente pero no de buena gana. Las ganas no siempre coinciden con la voluntad.
Si la misa es el acto colectivo de culto a Dios lo lógico es ir de buena gana. Todo hijo bien nacido da a su padre muestras de cariño de buena gana. (Una muchacha que se enfada con su madre y hay que forzarla para que de un beso a su madre). Lo raro es que haya que forzar a una persona para que tenga muestras de afecto con sus padres. Lo normal es ir de buena gana a Misa. Yo haré de buena gana ir a Misa cuando yo sé lo que vale una Misa.
En España hay costumbre de organizar misiones en los pueblos y en las ciudades. Una vez fueron 800 misioneros a misionar Barcelona. Son días de culto, de evangelización: bautizos, predicación… En Torrevieja, (Alicante), se distribuyó el trabajo. A uno le tocó ir al casino a hablar a la juventud mayor de 16 años. En la hora de comer, otro misionero, uno cuenta: hoy hablando a los muchachos se me ha ocurrido una idea impactante. Les he dicho que una misa vale tanto que si a mi me dieran un millón de pesetas para que no diga misa, dejo el millón de pesetas, no dejo
La semana siguiente, otro cura cuenta la historia ante matrimonios jóvenes. “A mi me dan un millón, y dejo el millón”. “A mi me dan 10 millones…” me parece poco… “A mi me dan 1000 millones…”. El bien que yo podría hacer repartiendo 1000 millones… Hago más por la humanidad diciendo misa que repartiendo mil millones, porque 1000 millones es una cantidad limitada. Antes o después se acaban. La misa tiene un valor infinito. Yo hago más por la humanidad diciendo una misa que tiene valor infinito que repartiendo 1000 millones.
Un padre dominico español –Royo Marín- en uno de sus libros dice “una sola misa glorifica a Dios mas que toda la gloria que le dan todos los santos del cielo incluida
Una vez en Barcelona. Antes los viajes se hacían en trenes por
Una persona que tiene cultura religiosa no pierde la Misa por nada del mundo.